En la obscuridad, tu cuerpo desnudo es imagen del harén donde navegan mis fantasías. Sin ruido más que las joyas, adornando la desabrigada piel en una estancia donde el olor a placer impera. Corteza áurea sabor al fuego, retorciéndose mientras nuestras bocas juegan silenciosas, desenfrenadas. Y de tu cabeza resbalando espirales largos, color a noche, impregnados por la seda que sumergen mi respiración hasta el regocijo. Tu cuerpo está desnudo en la obscuridad, me deleito con la escena donde la pasión arraigada en las manos y los labios, sin prisa nos consume.
Texto agregado el 08-06-2012, y leído por 124 visitantes. (2 votos)