Todo el mundo se hace mayor, quiera o no quiera, pero la verdadera mayoría de edad el hombre la alcanza cuando hace cosas mayores. Así pensaba Germán tratando de escribir un relato para satisfacer a su ego Y ganar un concurso de microcuentos. Sabía que a sus premisas le faltaba algo, ese algo poético y escarbando en lo más profundo de su interior, encontró hombres en el camino que no habían llegado a ser mayores. A viejos rengueando cuyas mentes divagaban envueltas de historias que compensaban el no poder ser mayores. Pensó en él, desglosó toda su vida y no encontró nada que le hubiese hecho mayor. Comprendió que había desperdiciado su tiempo en cosas sin importancia. Mas siguió investigando, la luz le vino a su mente y se dijo, que la única manera de ser mayor se encontraba en el tránsito de la vida a la muerte.