busco la señal en la amplitud modulada, en los libros, en la tele, en los pensamientos de la noche, en los sueños, en el cielo. Los nombres de los caballos que parecen decirme algo, los elijo, y no me dan nada. Estoy desesperado porque mis dias no tienen luz. Intento ser feliz. Consigo salir con la mujer que todos desean. La tengo entre mis brazo pero sigo en el infierno. Mas me preocupo por seguir sobreviviendo que por gozar. Le doy un beso y no siento esa magia. Què satisfacciòn me queda entonces. La de haber estado ahi. La de que ella me quiera, a pesar de que soy un muerto. La satisfacciòn de ser un maldio infeliz. La satisfacciòn de haber encontrado con mucha astucia, en medio del dolor, los medios de la màs perversa felicidad, y sin embargo no disfrutarlos. Bebo cerveza y siento que estoy a punto de colapsar una vez mas, pero hago un esfuerzo y digo algo gracioso, hago un gesto con estilo, digo algo para confundirla. Ya la tengo hipnotizada, en mis brazos entregada. Queremos ser felices, tomamos las sustancias de la felicidad, utilizamos la ropa adecuada, y nos damos el beso de la muerte, y es màs doloroso y amargo que una temporada en el infierno. Y le ruego a los dioses improbables que me den una oportunidad. Ya me hicieron sufrir suficiente. Ya escribì esto que a nadie importa, tal vez solo a ellos. Les pido una alegrìa, me arreptiento de lo que dije aquella vez, cuando asegurè que era mejor ser un desgraciado. Renuncio a ese estùpido romanticismo. Tengo todo lo objetivo para ser feliz. Y eso es lo que màs me duele. Porque soy como un rey sucumbiendo en el trono, sosteniendo el cetro con las manos sudorosas, con la corona puesta, todo pàlido y verde, vomitando la alfombra roja, y la reina mas sensual que nunca, la reina mas sucia y apetitosa fallando en el intento de revivir mi color, mi alma y mi miembro. Yo no quiero ser asì. Yo le pido a dios que me convierta en una persona normal. Ya no pienso escribir. Ya hice lo suficiente para vivir tranquilo el resto de mi larga vida. Paguè de prisa los placeres que corresponden a un humano promedio y espero que el roomservice sea bueno. No, ya no tendràn de mi dolor mas diversion. Què acaso no soy gracioso disfrutando la vida. Les prometo mucho entretenimiento.