Si estos árboles hablaran,
qué poderosa melodía
escucharíamos
de las raíces a las nervaduras
como corrientes subterráneas
al apoyar nuestros oídos
en la tierra.
[Sabiduría silenciosa
del fluir
como cascadas
del crecer
como montañas
en un tiempo antiquísimo
y sagrado]
Hay veces
en que es necesario desnudarse
-más allá de la piel
vive el secreto
palpitar de lo infinito-.
Desnudarse y andar
-desatarse-
remontando el río
hasta que un día
llegamos al encuentro
con la fuente.
Y entonces.
No hace falta indagarse
qué extraña canción
qué palabra misteriosa
canta el bosque
-ahí ya no hay suposiciones-.
La melodía es clara
y vital
como una brisa entre las ramas.
Con los pies en el agua
sueño que voy
a la deriva
al inminente encuentro
con el mar.
Texto agregado el 04-06-2012, y leído por 148
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
01-07-2012
Qué sentimiento tan universal! Uno lee algo así y siente alegría desde los ojos hasta la fuente Leyente