Pido prestada la tarde,
Digo que la pido prestada con respeto,
Sentado en un bar de interminables mesas y piso cubierto de aserrín,
Las cervezas y los cigarros son un embuste, una manera de disimular,
Para despistar a los incautos-agrega Fernando, divertido-
Porque entre broma y bromas e interminables risas
No podemos dejar de reconocer que nos vamos haciendo viejos.
Y en esta parte del hemisferio hacerse viejos es un pecado;
En los trabajos, con las mujeres y en los lugares bravos;
Mas de uno en esta mesa se enamoro de una mujer joven, jovencísima,
Y pago caro la osadía.
Más de uno se atrevió a pararle el macho a su despótico jefezuelo
Y nos costó ir a patear latas.
No estamos en China-complementa Rafo-donde veneran a los viejos,
Aquí si te descuidas te agarran a patadas.
Repito que pedí la tarde, mejor dicho, un breve momento de esta tarde que ya se vuelve noche,
La pedí, Señores, para brindar por nosotros,
Por nuestra salud, por algún amor fugaz que aun espera
Y porque llenos de alcohol, todavía conservamos un brillo salvaje en la mirada.
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