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III
Es como una sombra
Que se cierne sobre un imponente jardín perfumado de belleza,
Es la sombra melancólica que cierne sobre mi alma atribulada
Sombra que desea mi espíritu
Sombra que forzó a mi corazón verter su esencia en una bella casada
Como volcán en erupción de lava ardiente y apasionada
Son rosa para ti mí estimada señora.
Solo esperaría, añoraría a su corazón reciproco
Volcase palabras, bellas a este melancólico
Que se pasea trémulo en su existencia
Seria tu mirada tierna
En mi tierra yerta.
Oh! Será que mi bioquímica
Destroza mi razón
Puesto que no se me está permitido semejante reacción
Para con alguien que nunca fue de mi corazón.
Es ilusión, lo que mis sentidos me dicen
Que solo soy un niñato
Que ciego transita por tu jardín perfumado
Es acaso obra del supremo sádico
La alucinación de mis sentidos;
El no poder rozar tus labios,
El no poder bañarme en tu esencia,
El no transitar junto a usted esta melancólica existencia.
Seria gloriosa una caricia de tus delicadas manos,
Atesoraría para siempre un beso de tus dulces labios
Y de tu boca un te amo.
Sé que estas son simples palabras
Que trémulas vacilan
Y que una simple brisa las extingue.
Pero la obsesión que yace en el fondo de mi alma,
Esa llama que me hace sonreí,
Ese amanecer moteado de rosa
Por los rayos de un sol incipiente
En las lejanas tierras del este,
Esa garceta melancólica en medio de una laguna llanera.
Pues aquí estoy melancólico
En espera paciente de tu encuentro, de tu preciada compañía,
De ti, de tu deseada clemencia.
Para juntos vivir esta melancólica existencia,
Y con mutua comunión abrazarnos en la muerte.
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Texto agregado el 03-06-2012, y leído por 116
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