En medio de la fragilidad
se respira un aire
cansado
algunos duermen
otros luchan y otros
¡tantos!
se dejarían abrazar
gustosos
por las sombras.
Con sus cofias, las enfermeras
siempre presurosas
aprovechan los instantes
para platicar
sobre sus amores
o sus hijos.
La luna
recorre el domo,
el viento se cuela
bajo las puertas
y las lámparas
tímidas
son incapaces de proyectar sombras
por lo que hoy nadie morirá
en este hospital.
Incluida mi madre.
Bogotá, 29 de mayo de 2012
Texto agregado el 01-06-2012, y leído por 182
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Lectores Opinan
02-06-2012
La noche tiene su propio mundo. No siempre se puede dormir. Me gustó.***** girouette
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