Marihuacheve
(El enigmático Nacaro)
Era indudable. El galán de galanes. Pocos en el mundo Fantasía podían presumir de tener a tantas muchachonas a sus pies. A su lado el compadre Bacanga era como William Levy comparado con Freddy Krueger. El Casanova, el mamarracho, perdón, el niño nice (el error de redacción quedará tal como está, por cuestiones disciplinarias ésta computadora deja los errores permanentes, no es posible corregir), el ídolo, el hombre de ensueño…
La razón de que despertara tantas pasiones debía estar en su autodenominación de indescifrable. La lógica nos indica que todas morían por conocerlo, por descifrarlo. Su nombre no importa. Su seudónimo: Nacaro. El enigmático hombre habitualmente era callado. Serio. Las pocas veces que pronunciaba palabra lo hacía de una forma agradable. Según los chismes de “gente ponzoñosa”, en realidad no era así de alegre. Era más bien amargado. Su forma dicharachera se debía a la combinación tan atractiva de alcohol y marihuana. De ahí su mote de Marihuacheve. Según esas mismas malas lenguas, nadie en el mundo azul lo conocía, salvo en el hecho de su dulzura en el trato a sus enamoradas y a su poesía, de la que no se entendía la mayoría de las veces ni m… ínima jota (para que luego no digan que tal combinación, de marihuana y alcohol, no hace de las suyas), pero gustaba bien harto, pues a juzgar de los expertos, escribía bien bonito. Luego, todo lo que entonces se conocía de él y salido de su gente de más confianza, de su círculo de fans, gente que tenía por pasatiempo dar los chismes del día, debían ser eso, puros chismes. Algo, claro está, no entendible, su gente de más confianza sacando sus trapitos al sol. Se daba por sentado entonces que el niño bonito hacía honor a su autonombramiento. Era un completo desconocido.
Pasó que una graciosa mujercita se dio a la tarea de investigarlo. Debía constatar si era verdad lo que se decía de él. Alguien tuvo la humorada de cambiarle parte de su nombre de lica a loca y es todo lo que se sabrá de ella ya que no es la que importa en ésta historia. Lo que se decía de él era innegable, pero en lugar de dejarla tranquila la dejó más intrigada. Debía forzar su imaginación al máximo para verse viviendo al lado de tan amado y respetable ejemplar de “macho”. Veamos.
Siendo la Octava Maravilla, era obvio que vivir al lado de éste teporochín debía ser algo fantástico. Por principio de cuentas, debía una imaginarse vivir con alguien que parecía gozar de lo lindo el pasatiempo de cortejar siempre a las damas que dejaba de lado otro hombre. Vivir al lado de alguien “tan inocente” que no se daba cuenta que lo que recogía eran las sobras que alguien tiraba, digo, si hemos de hablar sin tapujos y que sin embargo, al igual que el señor Bacanga, se vanagloriaba de ello. Debía ser maravilloso vivir al lado de alguien que en Fantasía, en los cuartitos privados y en su cuenta de mensajería, se la pasaba en la tarea de poner y ponerse al día de todos los chismes de sus compañeros y compañeras, sobre todo de ellas. Seguramente tan picantes pláticas harían palidecer a las chismosas señoras de vecindad. Sería maravilloso vivir con alguien que contaba a todo su círculo de gente chismosa todos los defectos de las mujeres que lo pretendían, incluso las hacía ver como “arrastradas” que lo acosaban, que lo atosigaban y eran varias a la vez, de modo que para quedar bien con todas, las demás eran de lo peor. El último caso se está dando con la nueva integrante de “La Liga de la Decencia”, nuestra ya conocida Jo Shi Bu, inocente que no sabe lo que su galancito habla de ella y que sin embargo, en privado ya debe haber descubierto que es cybermultiorgásmica y debe estar derrapando por su Adonis. De las demás se hablará en su momento. Loca se esforzaba al máximo por verse viviendo con esa maravilla unas apasionantes noches de sexo, tratando de imaginarlo encima de ella con ése aliento sabor a alcohol, a marihuana y quizás a resaca paseando esa boca por todo su cuerpo y diciéndole porquerías nada entendibles al oído y... y mejor Loca sigue practicando su imaginación. Sin duda alguna debía ser divino vivir con un machista que no te permite ni siquiera platicar con tus amigos de la red, te hace eliminar a los posibles enemigos. Debe ser alguien de la plena confianza del caballero y raro es el que se la inspira, para decirle al menos hola. Ni mencionar que al ir por la calle no podrá una voltear a ver a otro lado y debe regirse por sus, no peticiones, sino órdenes, sólo había de ver un mensaje que decía, ordenaba: Ven al chat!!!! Debía ser genial vivir al lado de alguien que no tuvo los pantalones para retener una familia en que se incluye al menos un hijo, eso, claro, habla de la gran seguridad que tendría una de su fidelidad, su comportamiento, su deber de padre y de pareja. Igual de genial vivir con un celoso, posesivo y quizás golpeador.
A pesar de todo, éste gran ejemplar varonil, era todo un misterio, pero sobre todo amado. Se piensa más bien que no es tanto lo que él es lo que detona la incógnita, sino, repito, lo maravilloso que debe ser vivir con alguien así. Eso sí es intrigante al menos para las que esperamos en un hombre un mínimo de respeto y pantalones… pero la historia del enigmático Nacaro sigue… él la sigue… a él corresponde el punto final…
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