- ¿Y ahora que esta haciendo? pregunta Juan espiando por la ventana de la cocina.
Maria deja el repasador sobre el mármol y mira hacia la ventana abierta del departamento del frente unos segundos.
- Nada, parece que esta durmiendo sobre la mesa.
- ¿Quien duerme sentado en una silla sobre una mesa?. Te digo, este hombre esta mal de la cabeza.
El objeto de la curiosidad de Juan es el nuevo vecino del departamento de al lado. Se mudó hace cuatro meses y tiene revolucionado a todos los inquilinos del edificio. Nadie sabe nada de el, lo que han reunido entre todos es poco mas de lo que se ve a simple vista. Varón, de unos cuarenta años, delgado, y bien parecido. El portero es quien mas datos proporcionó: Se llama Javier Fuentes, es ingeniero, soltero, no presentó garante para el alquiler por lo que debió pagar un año por adelantado.
Juan lo ha cruzado en más de una vez en el pasillo del ascensor. Nunca logró más de un buen día o buenas tardes.
- ¡Hosco! dictaminó la señora mayor del 3°B.
- Es un maleducado, afirmó su vecina y amiga del 3°A. -Ayer intenté iniciar una conversación, le pregunté por su familia y no me contestó.
- ¡Debe ser un delincuente! se animó la señora divorciada del 4°A.
- Probablemente ese no sea ni su nombre... y tomando coraje ante el silencio del resto, sugirió una lista de delitos que iban desde robo, hasta violación pasando por crímenes de distinta índole.
Lo cierto es que Javier Fuentes es una persona rara. Trabaja en el subsuelo de una Empresa ordenando la correspondencia. Todos los días, llega al trabajo, y ya lo espera la bolsa del correo de la mañana. Debe ordenar en bandejas la correspondencia entrante y preparar las bolsas de la saliente. El flujo de cartas y sobres de todo tipo, lo tiene sin descanso. Prácticamente no tiene contacto con otros empleados, las bolsas llegan y salen por un pequeño elevador que une su oficina con mesa de entradas en la planta baja del edificio. Las bandejas de clasificación son retiradas cada quince minutos por el cadete de reparto quien hace rato entendió que Javier no quiere hablar con nadie.
Quizás quien mas sepa de el sea el Gerente de Recursos Humanos, en su legajo está su Currículum Vitae. Al evaluar a los postulantes para el puesto estuvo a punto de descartarlo pero su curiosidad pudo más, la entrevista duró solo unos minutos.
- Le confieso que nunca imaginé que tendría un postulante como Ud. para el puesto de clasificación de correspondencia. Graduado universitario, varios doctorados, una experiencia laboral que lo hace candidato a puestos de dirección en grandes empresas, fundó su propia empresa hace casi cinco años en Buenos Aires, la vendió exitosamente hace siete meses. Por que quiere este trabajo?
- Necesito trabajar y puedo hacer bien la tarea.
- No lo discuto, pero, porque no busca algo mas acorde a su capacidad?.
Javier se demoró unos segundos, lo miró a los ojos y le respondió:
- Entiendo su preocupación, sepa que he tenido ofertas de trabajos que Ud. consideraría adecuadas a mi capacidad, pero no es lo que necesito. Su preocupación seguramente pasa porque excedo las condiciones buscadas para el puesto y cree que en poco tiempo me cansaré del trabajo y buscaré otro mejor, solo puedo prometerle que eso no ocurrirá… ¿que tiene que perder?.
Javier lleva cuatro meses trabajando y el Gerente de Recursos Humanos no ha recibido queja alguna de su trabajo.
Una mañana María vuelve del supermercado y se encuentra con un hombre frente a la puerta de su vecino.
- Disculpe Señora, Soy de la empresa donde trabaja el Sr. Fuentes, ¿no sabe si el estará en su casa?, hace tres días que no se presenta a trabajar. Llevo tocando el timbre hace varios minutos y nadie contesta.
- La verdad es que es un hombre muy silencioso… ¿le preguntó al portero?. El tiene anotados todos los ingresos y egresos.
Media hora después llega el propietario y con su llave abre el departamento.
Javier yace muerto en su cama.
La noticia corre por el edificio como un reguero de pólvora. María impresionada llama a Juan al trabajo.
Al llegar Juan al edificio el cuerpo de Javier es subido a una ambulancia de la Morgue.
Juan se une a los vecinos que rodeando al portero profundamente impresionado relata lo ocurrido.
-… era el departamento mas limpio y ordenado que jamás he visto, pero no tenía ni un cuadro, ni un florero, ninguna decoración, no había televisión ni equipo de música, nada, solo una mesita redonda, una silla, su cama, todo austero y perfectamente ordenado. Encontramos al Sr. Fuentes acostado sobre la cama vestido con un traje impecable. La policía encontró un sobre en la mesa con la dirección y el teléfono de un Abogado, lo llamaron y llegó en quince minutos. Los médicos dictaminaron que llevaba muerto 72 horas. El abogado explico a la policía que hace un año es el apoderado del testamento del Sr. Fuentes, que no tenía familiares, y que su última voluntad era ser enterrado sin ceremonia en un cementerio parque de Córdoba.
Después que se fueron todos, el Abogado me pidió que embalara todas sus pertenencias y que se las mandara a su dirección, me dio trescientos pesos. El señor Fuentes tenía todo ordenado en su placard. Encontré una foto envuelta en un paño de terciopelo de Fuentes abrazando a una mujer y un bebé. Mi vecino tenía una sonrisa que jamás le vi, parecía diez años mas joven. En una caja de zapatos había un perfume de mujer, los escarpines de un bebé y un recorte de un diario de Capital federal sobre un accidente de transito que ocurrió hace exactamente un año. En realidad el año se cumplió hace tres días, fecha en que los doctores estiman falleció el Sr. Fuentes.
Juan, Maria y el abogado son los únicos testigos del entierro de Javier Fuentes. Sobre su tumba solo hay una corona enviada por la empresa donde trabajaba Javier y un ramito de flores dejadas por Maria.
Al finalizar el entierro el abogado se aproxima a Juan.
- ¿Y Ud. porque esta aquí?
- Si bien no lo conocía, era su vecino, lo juzgué mal, sentí que se lo debía.
El abogado camina unos pasos y se detiene sobre la tumba contigua, la lapida reza “a mi amada mujer e hijo, sin ustedes, mi vida no tiene sentido”.
- Javier era un hombre sencillo, dijo el abogado. Cuando me vino a ver hace casi un año y me pidió que liquidara su empresa y trasladara los cuerpos de su mujer e hijo a este cementerio. También me dijo que todo terminaría en menos de un año. En ese entonces me impresionó su tristeza. Hice todo lo que me pidió, pero también investigué. Sus vecinos anteriores en Buenos Aires, me dijeron que era una persona locuaz, amable, simpática y que amaba profundamente a su mujer y veneraba a su hijo de un par de años. Un vehículo sin frenos los chocó cuando se disponían a salir de vacaciones por primera vez desde que se casaron. Javier salió ileso. El abogado se detiene un instante visiblemente conmovido, suspira y exclama.
- Finalmente están juntos.
- Pero, ¿entonces Javier planificó su muerte?, ¿se suicidó en el aniversario?
- No, dijo el abogado, es curioso pero el forense me llamo al finalizar la autopsia. Estaba realmente perplejo, dijo que nunca había visto un caso semejante. Sus palabras fueron:
- Mire Abogado, no soy creyente, vivo todos los días rodeado de cadáveres, no hay forma de producir este daño físico al cuerpo sin la intervención de elementos externos. No se burle de lo que le voy a decir. Creo que el dolor de su alma se materializó como una garra sobre su corazón. ¿Me entiende?, ¡el corazón literalmente le ha estallado!.
|