En la galería Teodoro Rivera que queda en pleno centro de Temuco hay un puesto de baratijas y sahumerios . Pero sólo si vas un Lunes 7 puedes encontrarlo, el resto del tiempo sólo verás un local de joyería. La señora que lo atiende tiene una versión inédita del Necronomicón, no el que menciona Lovecraft en sus relatos de misterios, sino otro, aquel que fué dictado durante noches rituales, al ritmo del atabaque, al brujo Procopio Riveiro por los mismos orixás que mantienen oculto el local.

Ahora bien, la señora que lo atiende es sorda y cuando joven perdió un ojo por un picotazo de un gallo que iban a sacrificar. Por eso lleva siempre un parche de cuero tapando la cuenca vacía de su ojo izquierdo. Se cuenta en los bares del sector oriente otra versión de los hechos según la cual el ojo lo habría perdido en una apuesta que le hizo a Oduduwa.

Para conseguir que te preste el libro, al saludarla debes acercarte a ella, levantarle el parche y darle un beso en la carne viva de su ojo ausente, luego pones en sus manos un objeto personal que conserves desde tu infancia.

Si ella lo acepta lo guardará en una pequeña caja de marfil y lo pondrá en una estantería junto a la puerta. No debes hablarle, recuerda que es sorda, si lo olvdas la harás enojar y todo habrá sido en vano.

Una vez que tengas el libro en tus manos, lee en voz alta lo que sale en la página cuarenta y dos, segundo párrafo. Luego, con la daga que te pasé, le cortas el cuello a la vieja. No temas, con ese acto le estarás haciendo un gran favor ya que su espíritu quedará libre para unirse a los orixás y como muestra de agradecimiento te concederá un único deseo que deberás enunciar mirándote en el espejo que está al fondo de la tienda junto al altar marcando bien las palabras y a la inversa, es decir hablando al revés.

Buena suerte.