EL PANTERA
Lo acribilló a sangre fría a consecuencia de una disputa por poseer un par de botas nuevas que deberían repartirse los guerrilleros. Arrastró el cuerpo del camarada “Roger” y lo arrojó al pozo que proveía agua al cuartel. “Tengo que largarme de aquí a medianoche, de lo contrario seré hombre muerto” dijo para sí. “Tengo que acogerme a la ley de colaboración efectiva, de lo contrario me matarán los soldados”. Al promediar las once de la noche Guillermo Irribarren o camarada “Guillermo” emprendió la huída.
El camarada “Lisandro” encontró el cuerpo en el pozo la mañana siguiente. El comandante en Jefe Manuel Marulanda ordenó a sus hombres que le den muerte por haber acribillado a sangre fría a uno de sus herederos antes de la fuga.
Despertó horrorizado en medio de la noche, el cansancio, el hambre y la densa vegetación obstaculizaron la marcha del camarada “Guillermo”. Quedó atrapado y perdido en medio de la jungla, escapaba desesperadamente de la base de operaciones de las FARC. Ocho guerrilleros iniciaron la persecución, entre ellos se encontraba “ El Pantera”, hombre corpulento y de poca paciencia, era muy temido porque era el guerrillero más sanguinario. Los guerrilleros encargados de la captura buscaban cada metro cuadrado para encontrar al traidor.
“ El Pantera” se apartó de los otros guerrilleros porque creía que él solo se bastaba para dar alcance y muerte al cobarde que había escapado de su cuartel. Guillermo Irribarren había tomado la ruta que lo conducía hacia el oeste. El espeso follaje y las doce horas de ventaja que tenía en relación de sus antagonistas lo pusieron más aliviado. Pensó que podía esconderse entre los arbustos si es que acaso podía ser alcanzado por uno de sus ex camaradas. “ El Pantera” avanzaba como una tromba debido a su corpulencia y agilidad, disparaba sin titubear a todo objeto que se movía.
Irribarren se orientaba a través del sol, se había quedado sin municiones y sin alimentos. Mientras avanzaba y pugnaba por encontrar una aldea o un pueblo donde refugiarse, pensó para sí: “seguramente deben de estar tras mis pasos, tengo que darme prisa. No puedo morir como un vulgar delincuente. He servido a las FARC veinte años y no puedo morir en manos de esos criminales. Soy un héroe”
Caminaba infatigablemente y en algunos lugares donde no había mucho follaje corría como un león cuando quiere atrapar a su presa. Sentía que “El Pantera” le respiraba en la nuca. Tropezó con el brazo de un gigantesco árbol, cayó inconsciente producto del fuerte impacto en el parietal izquierdo. Quedó tirado en el suelo durante casi quince minutos, cuando recobró el conocimiento sintió que algo le punzaba la espalda.
“Ya me fregué”, dijo. Este es mi final.
Luego le dirigió la palabra al guerrillero que lo había capturado: Me rindo. Cumple con tu deber. Mátame aquí mismo. Quiero morir como un soldado.
¡Qué esperas para matarme! ¡Elimíname de una vez! ¿Qué pasa?
Al ver que el guerrillero no pronunciaba palabra alguna, giró un poco la cabeza para ver cuál de sus ex camaradas lo había hecho prisionero. Buscó a tientas una de las piernas de su antagonista, notó que tenía bastante vellosidad, entonces pensó instantáneamente: “Es el Pantera, es el único de todos los guerrilleros que tiene vellos”.
“No puede ser, le ha crecido más vellos en pocas horas” pensó. Entonces giró la cabeza por completo y se dio cuenta que un gorila le estaba hincando con un palo.