En el alba de un día de verano pude ver tu piel azulada producto de la tonalidad de la madrugada.
Te aceche como un verdadero halcón y sin que te dieras cuenta volé por los cielos de tus sueños mirando tu linda cara color luna, trate de ver y tocar tu corazón pero tuve que levantar vuelo pues estabas moviéndote y podrías despertar.
Entonces me transforme en un colibrí rápido y silencioso, me precipite de acuerdo a mi naturaleza a beber el néctar de tus sentimientos más entrañables los que hoy me hacen vivir de una manera diferente, pero la flor de tu corazón se cerró mientras cambiabas de posición dormida y moviendo tus labios me decías no puedes beber aún de esta flor.
Aprovechando que aún dormías me acerque a tu lado como animal de caza nocturno, esperando el momento justo para saltar y tomar la carne como alimento que me ayudaría a saciar mis pasiones de muchos días y poder al final dormir tranquilo después del festín, pero suavemente tus ojos se abrieron y me quede muy quieto cerrando los míos para que no sospecharas.
Te volviste a dormir y ahora me transforme en una boa, empecé a rodear tu hermoso cuerpo mientras subía por tus muslos y llegaba a tu monte pensé que hermoso sería estar así por siempre, recorrí tu cuerpo hasta alcanzar tu cuello y mi boca se abrió delante de tus ojos dormidos y por un segundo me miraste y sonreíste, aquella sonrisa me hizo desistir y te dije ¡hola buenos días! , como siempre alcé mis alas de golondrina para volar a ese verano de tu corazón que aún no lo encuentro.