Si sabemos comprender su significado, los árboles nos pueden mostrar toda su sabiduría, su esencia y su alma.
A lo largo de la historia, distintas civilizaciones han sentido de igual forma cada árbol, demostrando que es el espíritu del propio árbol el que ha transmitido su esencia a las almas sensibles de cada cultura, sean poetas, músicos o pensadores.
Por ejemplo, el almendro florece antes de que salgan las hojas; mientras todos los árboles tiene un aspecto invernal, el almendro ha explotado en numerosas flores blancas, por lo que siempre se ha sentido al almendro como un símbolo de precocidad, de anticipación a la primavera e incluso, ahondando un pocos más, del primer amor, un amor puro y juvenil.
Así se puede ver en la Biblia, en la historia de Fílide y Acamante, dos enamorados que aparecen en la mitología griega o en unos versos de Antonio Machado que reflexiona sobre su juventud pasada sin amor y no puede hacerlo más que a la sombra de un almendro florido.
La higuera puede crecer en terrenos pobres, incluso en un muro o encima de otro árbol, es muy frondoso, da muchos frutos, cada uno de ellos con muchas semillas, por todo ello siempre se ha tenido a este árbol como un símbolo de abundancia, de prosperidad y fertilidad. Así se puede recoger en antiguas tradiciones desde la India a España y África.
Y de esta forma se puede recorrer todas las especies, porque cada árbol tiene un carácter muy marcado.
Hay algunos, como las acacias, que han desarrollado estrategias increíbles para sobrevivir desde las simples espinas, hasta llegar a los ejemplares sudafricanos que se comunican entre si mediante gas etileno para dar la alarma de la llegada de herbívoros.
Otras acacias, como las de Costa Rica, contratan a hormigas mercenarias a las que ofrecen hospedaje y alimento a cambio de protección.
Los árboles siempre han estimulado nuestra imaginación por sus singulares características, como es su extrema longevidad, su belleza o bondad.
Algunos han sido testigos de épocas desconocidas para nosotros, como los milenarios cipreses del Sahara, que ya poblaban aquellas tierras cuando estaban cubiertas de bosque tropical.
~ de Miguel Herrero. ~ |