Vine a soplar una historia
dijo el viento enardecido
habla ahora o calla,
dijo el mar embravecido.

Hace millones de años
en tus costas existía una tribu
Huelunún era su jefe
el que torcía sus destinos.

Este tenía una hija
de renegridos cabellos,
era de todos los tiempos
la más bella princesa.

Un día, de las tierras del más al sur que al sur,
llego un forastero
Aoniquén el que montaba
un hermoso cisne negro

De la princesa se enamoró
y fue su amor correspondido
quien imaginase el desenlace
de un fatal destino.

Huelunún ciego de celos
ordenó que se separaran,
amaba demasiado a su hija
para dejar que se la llevaran.

Los jóvenes amantes
una noche se escaparon
hacia las tierras de los bosques
los ríos y los lagos.

Huelunún mandó una bandada
de pájaros feroces y asesinos
para que mataran a Aoiquén y
y a su hija le regresaran.

En la tierra de los ñires y las lengas
los pajaros al cisne atacaban
que del dolor intenso
se agitaba y se curvaba.

Los jovenes amantes
cayeron al piso
Aoniquén cerca del lago
La princesa cerca del río

Esta se convirtió
en una hermosa planta
de flores amarillas,
de frutos dulces y violáceos.

Aoniquén de la pena congelo su corazón,
convirtiéndose en gigante muro azul
que al recordar a su princesa
brama y rompe de dolor.