Me tiraba en un chal bajo los árboles a contemplar el cielo azul.
Mi mirada se fijaba en los pájaros
en como cantaban
como se enamoraban.
Sus alas se abrían para emprender ese vuelo de amor.
Los veía picotear troncos
pasearse de un lado a otro en su afán de conquistar ese amor que tenían ante si.
Admiré sus colores
imaginé que volaba
que era un pájaro que revoloteaba siguiendo al de cabeza roja
¡Enamorada!
Me sorprendí mirando hormigas llevando presurosas hojitas de ligustro antes que la lluvia cayera.
Vi los sapos contentos por la llegada del agua haciendo sonar sus panderetas de lata formando una orquesta metálica.
En el verano se iban los mosquitos y ahí tendida arreglaba y me entretenía con sus vidas.
Me imaginaba con ellos
como un árbol frotando mi cabello con las nubes.
También era una canción…
Para muchos una canción es una pérdida de tiempo
no para mi que es como enhebrar palabras en un hilo de seda.
Hacer collares que dormirían tibios en el pecho de ese amor que imaginaba.
Una vuelta de azúcar
una de alegría
otra de pena
de luz
de risa
de viento
de besos.
Siempre hice lo mismo y los mayores me preguntaban:
¿Qué te tiene tan ensimismada?
Sonreía
seguía inventando caras e historias en la humedad del techo de esa inmensa casa.
Así…
Escuchaba las pisadas de las primeras gotas de lluvia.
Esas de vidrio semejantes al tic-tac del reloj.
Primero acompasadas
luego como gnomos corriendo una carrera infernal
atropellándose en las fragancias que emanaban del jardín.
Terminaba esa magia en las sombras
en ese cielo que se oscurecía lleno de nubes que lloraban.
Y hoy en mis recuerdos
elijo unas vueltas de esos collares de letras acopladas
las pongo en este texto para ustedes
para que conozcan mi vida

Victoria
http://www.youtube.com/watch?v=OiZ1cABZusY