Caminaba el poeta Por una calle olvidada Acompañado por su noble sombra bohemia A su paso… Una vieja pero aun inestable tienda de libros Donde trabajaba una madre viuda Madre de cinco hijos De mirada sufrida y de sufridos anhelos El, ya adentro y en su tiempo infinito Reviso casi todos los libros Eligìo el más extraño y le dio un motivo... Se acercó a la caja Y pago sin cambio el valor de tres libros Ella bajo su mirada, Buscando el excedido cambio que èste había ofrecido Y sin darle tiempo a más El le dijo; Señora, no se preocupe… En el mundo que yo vivo Las palabras son billetes, Las monedas actitudes y el mejor vuelto mi alivio.
Texto agregado el 24-05-2012, y leído por 512 visitantes. (11 votos)