Solo si sabemos quien somos
podemos libremente besarnos
desde los mismísimos infiernos,
pues en ello nos catapultamos
a los cielos de los imperfectos
que a fin de cuentas son los sueños
de los verdaderos humanos.
Solo si tenemos silencios
podemos oír nuestros adentros
en los silentes diálogos
de los guardados sentimientos,
aquellos que atesoramos
para los breves tiempos
en que tú y yo nos amamos.
Solo si nos respetamos
en los caminos andamos
con los firmes pasos
de nuestros pies cansados,
pues la fuerza la tomamos
de las trémulas manos
que en el amor nos entregamos.