Las lunas, cerca de la imaginación,
están entre el semáforo y tu sonrisa,
como el idilio de un perfume ajeno,
se ausentan antes de apagar la luz,
y, en lo oscuro, son aromas de entrecasa,
en pacífica convivencia con cosas que faltan.
Destinos diferentes guardan las lunas.
El dolor del silencio que, ensordecedor, enferma,
el liberador dominio del tiempo corriendo,
y, al final, los oníricos vuelos de una historia.
Todas tonterías varias que queremos tanto,
tan sólo para lograr una sobrevivencia,
en lo que nos queda de extraviado aislamiento
por esa distancia que se guardan las lunas. |