Con las yemas de mis dedos
ayer dibujé una senda
en tu cuerpo nacarado
yaciente bajo la sábana.
Al ver que no despertabas
con la punta de mi lengua
tracé líneas discontinuas
sobre tu piel satinada
surcando cada recodo
bañando cada montaña
encumbrando con deleite
la cima de mis anhelos.
Anoche yo te buscaba
gozabas de un sueño profundo
para traerte a mi lado
para arrastrarte a mi mundo
para bregar cuerpo a cuerpo
sin palabras, sin rodeos
en una lucha infinita
donde viven los deseos.
Tornaste sin sobresaltos
tus ojos se despegaron
y con mirada insondable
te clavaste en mi delirio
enardeciendo al hombre engañado
haciendo temblar al niño
sofocando entre tus redes
la ira y el capricho.
Quise que fueras mía
y ese error fue mi castigo
poseerte era inviable
mas no el tenerte conmigo
y gozar de tus favores
y de tu carne encendida
respetando tus silencios
sin promesas, sin perdones.
Aprendí a tocar el cielo
con lo que tú me ofrecías
abrí la jaula del miedo
y no te perdí, vida mía
hoy todavía regresas
cada a día a mi morada
a este lecho que es el tuyo
a este pecho en el que anidas.
Quise que fueras mía
y sin querer, yo fui tuyo.
Texto agregado el 20-05-2012, y leído por 96
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