A sugerencia del buen Gomito, cambio. Me dedico a crear cuentos, historias inconclusas. Agradezco los comentarios a mi escrito anterior, las sugerencias, cosa que estaba reacia a admitir, pero ni modo, éste chico las puede conmigo, de no conocerlo bien, no me doblego, no me doblego y no me doblego. No admito, sin embargo, que alguien se otorgue el derecho de comentar y sugerir y no tiene un solo escrito publicado. Anticipo que no voy a cambiar la situación esta vez, no hasta que vea otros cambios primero. Entonces, he cancelado mi teléfono y buzón, las quejas que se vayan a la chi... guiente esquina (vuelvo a leer la intro y me pregunto qué o quién diablos me hizo tan bravucona y mal hablada, soy una santa en vida... lo juro). Les dejo este regalo de parte de mi amiga bishujoo, mi identidad Ucraniana... http://mypartnerforever.com/profile.asp?pno=22604, menos mal que el modelaje es algo anónimo, que si no...
Una maravilosa mujer oxidándose
Sin duda alguna era una mujer maravillosa. Se llamaba Jo Shi Bu (sigo preguntándome cómo es que podía la pobre dama seguir viviendo con ese nombre o qué habrá hecho para merecerlo). En las más sencillas palabras, si es que las palabras de una mortal pueden alcanzar para englobar a una mujer en todos sentidos, total, no habría un pecado más grande si se pidiese algo más que tenerla por pareja. Ella y él eran algo así como el Adán y Eva contemporáneos. Felicidad total. Lamentablemente la vida o el destino o lo que sea eso, tiene momentos raros en los que no tolera que los humanos toquen, rocen por lo mínimo esa inalcanzable cosita, exclusividad del buen Dios, llamada perfección. En circunstancias nunca conocidas, el príncipe azul es arrebatado a los cielos, ganados, creo yo, con toda justicia. Sigo pensando que el pecado de Dios es el de la envidia. Lo mejor del mundo lo quiere sólo para Él.
En ese mismo instante llegó a su fin el paraíso de Jo (así le decían, Jo, no es graciosada mía). Se transportó de ese mundo de ensueño al de una cruda realidad hasta el momento desconocida para ella. El mundo del dolor. El mundo que te muestra las cosas tal como son, sin falacias, sin adornos. No se veía el modo de sacarla de esa depresión en la que ya se sentía en el umbral de la locura. Se levantaba procurando ignorar el espejo. La imagen que había descubierto tiempo atrás la llenaba de miedo, de prejuicios. Por primera vez se sentía fea. Su cara desmaquillada la hacía pensar que actuaba en un papel teatral de esperpento y dicha obra no llegaba a su fin. Se sentía con sobrepeso y se odiaba por eso. Su figura en sí, tendía a ponerse regordeta si algún descuido la llevaba a los excesos, nada del otro mundo, pero cuando la vanidad es algo dominante en una persona, un kilo de más puede representar el pretexto perfecto para finiquitar el viaje por éste valle de lágrimas con un tiro.
No tuvo más opción. Morir no quería, así que levantó un poco la cabeza. Volvió a la escuela y pudo colocarse en un empleo a medio tiempo. Poco a poco fue integrándose al mundo, muy limitado, pero mundo al fin. Su cara ya con maquillaje le devolvió la sonrisa, se veía muy hermosa. El cuerpo, bueno, ese era mención aparte. Es más, ni lo mencionaba, bastante tenía ya con cargar la pérdida de su ex. Autodevaluada, sintiéndose inferior a sus semejantes, odiándose, con carácter agrio, amargado, fuerte, posesiva, obsesiva, celosa, llegó buscando un poco de paz, de distracción, una salida de ese mundo de soledad a la conglomerada casa Fantasía, ese brillante, atractivo y adictivo espacio azul perdido entre el infinito universo de la red. Y lo encontró.
A pesar de que por muchos integrantes de ese espacio el chico era pintado casi casi como la bestia del apocalipsis, ella se acercó. Creyó en él. Él, por el contrario, desconfiaba de ella. El lugar contaba con un laboratorio que producía clones como crías los conejos. Poco a poco la fue aceptando, creyendo igual en ella. Por mucho que lo negara, las fotos de ella mostrando ese bello rostro, su bella sonrisa, fueron de gran ayuda para desbaratar la primera barrera. Luego siguió la parte dulce, la del escarceo, que las más de las veces termina en amorío. El papel que ése hombre representaba para alejar a la gente indeseada no tardó en surgir. Se sentía prisionero. Era llamado a platicar en privado. No tenía autorización para charlar con alguien más. Era recriminado por la forma de tratar a sus amistades, hablando, claro, de mujeres. Debía adivinar como fuese la forma de tenerla complacida, las palabras siempre adecuadas que la tuvieran feliz. Bueno, no supo exactamente cómo actuar el día que llegó la picante sesión sexual. Los problemas, celos, malos entendidos y hasta insultos, se desbordaron a una velocidad impresionante. Él había descubierto en el fondo de ella a una mujer sin igual, especial, única, maravillosa (nunca se pudo dar con la endemoniada forma en que hacía eso, era un especialista, el 90% de las veces acertaba, ya sea que juzgara bien o mal a alguien), lamentablemente esa mujer descubierta yacía, muy, pero muy en el fondo de Jo. Parecía como si en lugar de odiar a la mujer que era ahora, odiara a la que había relegado a ese fondo tan oscuro. Decía entonces, él se vio obligado a utilizar esa parte a veces tan vulgar y grosera para alejar de sí a alguien y que dicho sea en su favor, le dolía en lo más profundo del alma (una parte que nunca entendieron quienes mejor lo conocían, puesto que era el único sitio donde la utilizaba, que de no ser por este hecho, lo desconocerían por completo puesto que él no era así, pero no por eso se lo justificaban).
No era el hombre ideal, eso se veía a todas luces. Pero sí era seguro que era el que la habría sacado de aquel oscuro mundo en que se sumergió (ése hombre, sí, al que tachaba de poco hombre, inmaduro, infantil, del que hablaba pestes en privado y al que le encantaba gritarle FUCK YOU). Su amistad pudo ser de las mejores. Sin embargo, ella decidió otros derroteros. Conoció a Nacaro, el tipo ese que se dice un misterio total y resulta ser más transparente que el cristal y que tiene su historia aparte. El mundo actual dominante en Fantasía era el del chisme, el de las vejaciones, las difamaciones, de las falsedades. Ése mundo eligió Jo. Su vida sigue en ese abismo de soledad, de amargura, en que pretende representar ante todos un papel mojigato medio divertido y que sin embargo no puede resistir sacar en algunos momentos el más real. El vulgar, el grosero. El que adoptó desde la partida de su amado. Ése papel que no le permite sacar a esa maravillosa mujer de su interior. Esa mujer que ve con pavor cómo sus esfuerzos por llegar a la superficie cada vez son más inútiles, debido a una parálisis que parece no tener control ni final producida por un hecho soprendente. Esa maravillosa mujer, en ese fango... ha comenzado a oxidarse. La historia de Jo continúa. La continúa ella misma. Sólo ella podrá poner el punto final…
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