El sol poniente con sus rayos vivaces tiñe de colores la campiña.
Poniendo de relieve el color ocre de las montañas circundantes.
Debajo el valle cubierto con una espesa y blanca niebla ascendente.
Mientras en el cielo azul las aves cientos de ellas, en piruetas arabescas.

Mientras un remolino que nace al pie de las rocas asciende en bella espiral.
El corazón golpetea en el pecho al ver los prodigios de la bella naturaleza.
Y mi espíritu se eleva a lo alto en vuelo raudo en infinito cual ave prodigiosa.
Mis manos y mente mancomunadas con ella, me impele a plasmarla en poesía.

La imaginación vuela y juega con mi mente, donde anidan los gnomos con sus flautas.
Y al compás de sus melodías hermosas, aladas hadas bailan a su alrededor.
En mi entorno todo sigue igual, pero ya mis manos nuevamente en plena acción.
Como en una gran sala teatral plasmo en mi poesía y rimas toda esta ilusión.

Ray