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 Se atisba la luz
 de tus ojos agua,
 en el cielo herido
 alto y hondo
 de negro harto.
 
 Pasan horas vigías
 largas y oscuras,
 absorto en el cielo equivocado.
 
 Herido  [cielo]
 sin consuelo, harto,
 te sientes dueño, amo
 y henchido bramas,
 ¡muestra! la luz de tus entrañas.
 
 Mis ojos ávidos te buscan,
 evocando tus ojos agua
 en mis ojos agua.
 
 Y rompen los silencios tras de ti, luz, látigo
 así resuenan tus palabras.
 
 Y en esta Solemne Noche, recuerdo,
 no sin dolor, la luz de tus ojos agua
 la perla de tu frente
 la tibieza de tu seno,
 ahora que cae sobre mí, tu glacial hielo,
 tu frío aliento
 tu azulado llanto.
 
 Cobíjame cielo nocturno
 como a un no nacido,
 en celestial y oscuro útero,
 y pare mi cuerpo
 en un parto de hombre-lluvia,
 para mojarte entera,
 entera.
 Pues ahora me lleva
 un alma evaporada.
 
 © Todos los derechos reservados
 Antonio © M.  ( T i T o. M.)
 17/Mayo/2012
 Nómada
 
 
 
 
 
 
 
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