Quiero agradecer a Shosha que me inspiró para el relato y a Jorge Guinzburg (de pie señores), que lo hizo antes y mejor que yo.
Trabajo preparado para "experimental", durante el año 2011
Abulorio
Querida Mafalda.
Después de tanto tiempo me he decidido a escribirte. En toda ocasión te he tenido presente y he rememorado nuestra infancia y nuestras preocupaciones por la realidad. Recuerdo con cariño mis inseguridades y mi eterna mala disposición para con las obligaciones diarias y tus permanentes intervenciones para sacarme de la apatía y la inactividad.
Aprendí mi querida amiga. Aprendí.
Para cuando me fui del país nunca terminé más que el secundario. Los estudios no fueron nunca mi fuerte, pero me las rebusqué con los libros y ahora tengo una pequeña distribuidora que me mantiene activo y solvente, además de conectado con los pormenores del mundo y sus alrededores.
Tu hermano Guille compra una revista sobre Energías Alternativas a la que está suscripto y nos vemos seguido cuando la pasa a buscar. Nos acordamos de los viejos tiempos y me cuenta de vos; de tu familia y de tus viejos que todavía viven en el departamento del barrio de San Telmo.
Yo estoy bien pero me separé finalmente. Lo hicimos civilizadamente como dicen. Nos vemos seguido por los mellizos, si vieras como han crecido. Están por terminar el secundario pero sin planes para la Universidad. Deben haber salido al padre.
Pero volviendo a esta carta tan debida y tan atrasada, quiero decirte lo mucho que me acuerdo de vos en estos días. Lo mucho que quisiera haber continuado tantos debates en la plaza, en la esquina o de vuelta de la escuela. Cuánto necesito charlar de estas cosas que están pasando.
Hoy más que nunca me siento cerca de vos y entiendo aquellas preocupaciones y sobre todo esa conciencia planetaria que tenías sobre la realidad y yo sólo por las historietas de superhéroes.
Te preguntarás por qué te digo esto. Muy fácil, hoy más que nunca estamos igual de cerca todos en el mundo. El planeta se ha empequeñecido de una manera tan extrema, que todos corremos el mismo riesgo.
Me he acordado de vos con lo de Japón, con los peligros que acechan nuestra civilización y no puedo menos que compararlos con tus preocupaciones por Viet Nam y en definitiva la frágil paz del mundo.
Hoy ya no es la paz, sino la existencia misma de la especie, el tema que nos involucra a todos, estemos cerca o lejos, arriba o abajo del mundo. No puedo menos que darte la razón sobre los que pensabas en nuestra infancia, allá por los 60’s y que yo veía distante en tiempo y lejano en espacio.
Verás que mí mirada pesimista no ha variado en nada y pensarás que este tipo no cambia con los años. Tenés razón, a nuestra edad ya no hay vuelta en ciertas cosas y las preocupaciones se vuelven obsesiones.
Quizá te escribo para compartir mis temores, ahora que el riesgo crece y que confirmamos que no tenemos las cosas controladas. Fijate que curioso, que entre todo lo que leo, encontré un artículo de no sé quién, que habla de los accidentes tecnológicos. El tipo menciona cuatro desastres que han marcado el siglo XX y ahora el XXI.
Mirá que interesante: el primero del S XX, el hundimiento del Titanic, el segundo la explosión del Challenger, el tercero Chernobyll, los dos en el 86, y el cuarto, Fukushima en el 2011. El tipo cierra el comentario diciendo que creemos que controlamos las cosas y no controlamos nada. Te das cuenta Mafalda?. No controlamos nada. La arrogancia humana, como hace cuarenta años es cada vez peor y más irresponsable.
Me dirás si no tenía otra cosa mejor que escribirte y te digo que tenés razón. Lo que pasa es que no tengo mucha gente con quien compartir estas cosas y vos siempre fuiste una buena interlocutora. Quería con esto, estar mas cerca.
No te jodo más, estoy pensando viajar en el 2012 para encontrarme con ustedes. Necesito estar con ustedes. Recordar los viejos tiempos. Mandá saludos a Susanita y a Manolo. ¿Cuántos hijos tienen?. Decile a Miguelito que le voy a encargar toda la imagen empresaria de mi distribuidora. Me enteré que Libertad ahora trabaja en la UBA. Nos vimos unos minutos cuando hacía escala en Barajas y charlamos muchísimo. Estaba entusiasmada con volver a Buenos Aires y bastante harta de su París de sueños.
¿Mirá si nos encontramos todos de nuevo? ¿Mirá si lo convenzo a Guille de que viajemos juntos y nos hacemos un asado en el quincho de Manolito y Susanita?
Amiga lejana, no sé por qué esta realidad tan fría que nos amenaza, me ha hecho necesitar estar juntos. Quizá sea porque no hay distancias para estos casos y porque como te dije antes, el planeta se ha hecho muy pequeño.
Te mando un gran abrazo. Un saludo a vos y a los tuyos, a tu marido y a los pendex que los veo en el facebook de mis hijos.
No te olvido amiga querida.
Un abrazo.
Felipe.
Madrid, 2011 |