Vosotros, amigos y conocidos, colegas y otros, no habeis aparecido en mi camino por una suerte de lotería que regalara lo que no tiene precio. Estoy segura de esto.
Visito el índice de mi vida y allí estáis todos, sin error posible, tan exacto cómo la letras de un abecedario bien colocadas y sin faltar a la vista de quien quisiera enumerarlas.
¿ Porqué apareciste tú, en los primeros días de tu otoño, si yo aún recogía flores? Era necesario en ese tiempo enseñar que todo es circular, que las estaciones del año nos visitan con la misma certeza que la vida y la muerte.
¿Por qué motivo me visitó tu muerte si yo aún estaba en los cálidos días de un otoño prometedor? Es la lección de una verdad que no admite dudas: Me esperarás allí donde la línea se convierte en círculo, de esta manera aprenderé que el camino recto puede llevarme a un lugar determinado y sólo a éste, pero esa curva me llevará a lo inesperado, a lo oculto, a lo que es difícil ver desde lejos.
Por eso mismo ahora, en el tiempo de las hojas amarillas, doradas, algunas en el suelo, otras planeando en el aire apareces tú como Hermes el mensajero,fuerte, joven, provocador y me dices que quieres beber de la fuente que yo bebo, que quieres guerrear a mi lado que Roma es posible de nuevo porque Plutón duerme.Te reconocí, maestro mio, en esta visita y la tomo cómo un regalo que recuerda a la vieja historia de un maestro y su alumna convertida en matrona romana protegiendo a su alumno, mostrándole la redondez del círculo.
Todo, queridos míos, duerme con la placidez que da terminar la última página de un libro.
Yo os encuentro a cada uno de vosotros en el índice de hojas escritas para leeros, aprender y recordarme que la línea recta es perfecta cuando forma la rueda de mi vida con vosotros dentro. |