Está la noche templada para organizar una bella y colorida reunión allí, en medio de la explanada donde nos conocimos hace como una luna llena. Quizás podamos platicar, recordando o comenzando a vivir este presente o por qué no, podamos recrear un nuevo amanecer dentro de nuestro corazón. Sigo pensando en las noches de locuras, noches de intenso repiqueteo amatorio donde solo cabía nuestro universo. No sé si deberíamos ahora tener esas charlas, puede que aún, luego de tanto tiempo se nos anude el deseo viejo en cada vibración y comencemos a oxidarnos. Mejor dejemos que las cosas sigan su curso, no revolvamos el avispero, podemos salir lastimados o peor aún, regresar al pasado sin la tersura ni la ternura, sin esa juventud gloriosa que aún nos persigue en los sueños. Mira Juan, tomemos una copa de champaña, bebamos con discreción y alegría. No incurramos en errores que ahora serian fatales, somos mayores podemos malograr aquello tan bellamente adornado. Sigamos este andar camino a casa, volvamos a la normalidad de nuestras vidas, no delatemos lo nuestro haciendo estas chiquilinadas. Si nos descubren los chicos nos sentiríamos pésimo, mejor champaña y a la cama.


MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.