Ya estando segura de que en La página de los cuentos se vale de todo, me integro a este mundo de letras. No lo hago como tantos y admirables escritores poéticos, novelistas, ensayistas y algunos otros que dan sus primeros pasos. Eso no es mi fuerte, aunque no por ello dejaré de hacer el intento en un futuro en ya que pueda defenderme por lo menos un poquito. Lo hago con lo único que sé: Con reflexiones. Decía que me he convencido que todo se vale, pues veo que las personas que tienen la función de velar por la seguridad de las secciones de la página permiten incluso difamaciones y vejaciones que llegan hasta la vida personal de algunos integrantes, a los cuales no conocen, pero se otorgan el derecho de juzgar y dar por ciertas algunas acusaciones sin tener siquiera un mínimo de sentido común para no sólo darse a la tarea de preguntar al afectado sobre dichas acusaciones, tampoco hacen el menor esfuerzo por investigar la veracidad de lo que se expone y lo que es peor, lo utilizan como arma constantemente cuando quieren conseguir fines como la aceptación, cariño y admiración de otras personas. Yo no pretendo ir tan lejos. A estas personas que han saltado a la “fama” y han ocupado un sitio relegando inmerecidamente al casi anonimato a personas que vale más que la pena leer y comentar, función primordial, tengo entendido, de este sitio, no las conozco ni me interesa conocerlas. Lo que denuncie en estos primeros intentos es única y exclusivamente sobre lo que se hace dentro de la página y va encaminado a que por lo menos los que tengan la amabilidad de leerlos junto conmigo nos pongamos a reflexionar sobre lo que se ha hecho de esta página, aún aparezcan los seudónimos y hechos de las personas responsables. Es mi humilde aportación a fin de que este sitio recupere un poco su función primaria.
Diecisiete años de conocer en físico a una persona es algo que se lee en segundos y de la manera más simple. Mantener a esa persona dieciséis años como el mejor amigo, también se lee de lo más fácil. Sin embargo, es algo complicado, sobre todo cuando te enfrentas a una persona a la que te tienes que dar a la tarea de descubrir por ti misma, debido a que, aún sea una persona de lo más querible, tiene un hermetismo casi impenetrable. Debes ir paso a paso, darle la vuelta al ser que se te presenta, brincar sus barreras, literalmente, asaltar su interior. Cuando logras el objetivo, te queda en simples palabras, una persona imposible de olvidar, una persona por quien sin pensarlo dos veces metes las manos al fuego.
Una persona de este tipo me trajo, virtualmente hablando, casi a rastras a La página de los cuentos (ésa me la debes chiquito). El internet lo utilizo hace tiempo solamente para tareas e investigaciones personales. Pues bien, para no alargarme ya más de la cuenta, me encuentro con el hecho de que hay cierto tipo de personas que se sienten algo así como nacidos en los cuernos de la luna y que merecen ser los únicos queridos, admirados y todo lo que se relacione con eso en este sitio y no les importa lo que deban hacer con tal de conseguir dicho fin. Hablando hoy solamente de un caballero, perdón, señor, lo de caballero no lo muestra ni en su alias, es una persona que se la pasa haciendo novias en el chat, específicamente en los privados y las incita a participar de sus bajas pasiones. No tolera ver que las damas hablen con otros hombres, las quiere a todas para él, quiere toda su atención, ser el único. Comienza siendo toda dulzura y termina siendo todo machismo. Una persona que no repara en sacar a la luz lo que le depositan en confianza. Una persona que sin tener conocimiento de causa acusa y ataca a otras e incluso inventa sus propias historias. Una persona que parece vieja verdulera pasando de chisme en chisme. Que se siente el dios protector de los supuestos indefensos. Que pisotea y humilla sin miramientos la dignidad de otros. Una persona con una paranoia ya preocupante que ve a sus adversarios en cada seudónimo reciente, me atrevo a decir que hasta en sus sueños (respecto a esto, debo decirle que conmigo no intente quemar lo que tenga de neuronas. No soy él ni soy otro ni otra. Tendrá que quedarse con mi palabra porque no tengo intención de darme a conocer por usted por ningún otro medio que no sea éste. Lo más fuerte que voy a decirle siendo completamente honesta y pido una disculpa por publicarlo así, con todas sus letras, hombres y demás gente como usted, me repugnan). Una persona, sorprendentemente ya de edad que ha hecho una porquería de la persona de mi amigo. Alabo que sea virtualmente, ese lujo no lo va a lograr en físico ni en sus más remotos sueños.
Si se ha hecho de mi amigo algo así como el trapeador de este lugar (no solo por esa persona), lo diré muy simple: Ya no está solo. Desde ahora, le digo señor, mida bien en adelante sus actos, sus palabras y dedíquese a escribir sus poemas, eso lo hace muy bien y se lo aplaudo y dese a la tarea de aprender lo que implica ser un caballero. No tiene usted ni la más remota idea de lo que mi amigo ha representado en la vida de muchas personas a su paso, la huella tan profunda que ha dejado en ellas. No tiene idea de lo que ha hecho por otras vidas, lo que las ha cambiado y algunas incluso las ha salvado, literalmente hablando, de la muerte, no están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero me cuento entre las últimas, así que entonces, ya sabrá señor, que por esta persona lo doy todo. Cada vez que me entere vuelve usted a las andadas, se las tendrá qué ver conmigo, veamos si es capaz de enfrentar a alguien como yo y no lo digo porque ataque a mi amigo solamente, lo hago por si ataca a otros compañeros. Si esto le parece a usted algo falso, inventado, permítame decirle que al contrario de usted, cuando yo digo que la burra es parda, es porque tengo los pelos en la mano. Le pido, de la mejor manera que me es posible, dedíquese a lo que sabe, nada más, socialice y conquiste a sus mujeres por sus propios medios y no a costa del nombre de otros, lo supongo con los suficientes pantalones para lograrlo. Deje a los demás ser como son, la calidad de persona que es mi amigo, la calidad de personas que lo quieren, es algo que debe resignarse a no alcanzar, no al menos como él. Sus únicas dos opciones señor cabanga, son, olvidarse que mi amigo existe y tratar de reaccionar a esto que escribo de una forma inteligente, si es que tiene la desfachatez de hacerlo Yo en su lugar reflexionaría en mis actos y cerraría el piquito para no seguir acumulando más ridículos a mi ya de por sí maltrecha imagen (recuerde lo que caspion tiene de evidencia en su libro de visitas y el ridículo que hizo con Dayanad, no requiero entonces decirle ya abiertamente a qué amigo me refiero), por lo que a mí respecta, puede decir lo que se le antoje, siempre y cuando sea contra mí.
Que cada quien tome la parte que le corresponde en esta reflexión, quienes nada tengan en esto, pues sencillamente ignorarlo, es todo lo que persigo… y es sólo el primer escrito… ojalá ésta se convierta de nuevo en una página literaria.
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