Desnuda es un edén de vírgenes ávidas
cuyos relucientes senos al sol a mis fantasías convocan
haciéndome desenfrenar la locura de mi virilidad adolescente
cual experiencia se reduce al nacimiento de una rosa.

Ese orificio que por la mitad divide su cuerpo
sensualidad geométrica del universo
sabor quemante para mi lengua perversa
succiona su piel como si quisiera dejarla seca.

Tiene rizos color obsidiana que recorren su cuerpo
de piel blanca pero análoga al sol
y provoca a enredarlo en mi dedo índice
hasta de ella saciarme.

Desnuda es camposanto del pecado
donde mi educación a lo profano desciende
para convertirte en mi propiedad
para hacernos mutuamente esclavos de nuestros cuerpo.