“Desde allí ha de venir a juzgar”
Los cristianos sostenemos que el Señor Jesús nos juzgará al final de nuestra vida. Y nos juzgará de acuerdo a lo que cada uno ha recibido. Ya hice notar que Dios a todos nos da su Espíritu para que actuemos siguiendo las orientaciones que nos da por medio de nuestra conciencia y de la fe que cada uno profese.
“A los vivos y a los muertos”
Es decir a toda la humanidad, creyentes o no. A los de antes, de hoy y a los que vengan tras nosotros.
Se habla de vivos y muertos, porque los primeros cristianos pensaban que Cristo vendría pronto y que algunos estarían vivos para su venida. Nos juzgará a todos, y todos habremos muerto, pero, al venir él, todos seremos resucitados.
¿En qué consistirá el Juicio? ¿Cuentas sobre qué nos pedirá? Jesús mismo (Mateo 25,33ss.), nos da la respuesta al relatarnos de un modo solemne su venida gloriosa para juzgar a cada uno según sus obras. Es lo que llamamos tradicionalmente “el Juicio Final”.
“Seremos juzgados por el amor”
“Cuando el Hijo del hombre llegue con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria, y todas las naciones serán reunidas en su presencia. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Colocará a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda.
Entonces, el rey dirá a los de la derecha: Vengan, benditos de mi Padre, a recibir el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era emigrante y me recibieron, estaba desnudo y me vistieron, estaba enfermo y me visitaron, estaba encarcelado y me vinieron a ver.
Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, emigrante y te recibimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y fuimos a visitarte?
El rey les contestará: Les aseguro que lo que hayan hecho a uno solo de estos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mí.”
Los que así son, “irán a la vida eterna”, porque son “benditos de mi Padre”. Los que no, serán “malditos”, e irán “al castigo perpetuo”. (sobre esto último, reflexionaré en otra oportunidad).
¡Qué curioso! No nos pedirá certificados de Bautismo, de Confirmación o Matrimonio, ni nos preguntará si fuimos a Misa los domingos. Estos aspectos tienen importancia porque nos ayudan a vivir lo básico y esencial: El amor a todos, especialmente a los más pobres y débiles.
Seremos, pues, juzgados por el amor que hayamos derramado alrededor nuestro. Es lo fundamental y básico de todas las diversas religiones, y de toda conciencia bien formada.
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