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Inicio / Cuenteros Locales / miguelita / Góndolas de cartón y corazones de papel

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La noche había caído hace rato luego de un gris y lluvioso sábado en la localidad de Rafaela. Eran las 21 horas y Elías de siete y Santiago Alegre de doce años jugaban con unas piedritas arrodillados a la salida del Supermercado Quijote.
Las hojas de los árboles danzaban tristes por el frío que se avecinaba lentamente, los pájaros ya se habían ido a dormir a sus nidos después de una ocupada jornada buscando y hurgando comida para almacenar durante la imperturbable semana que se avecinaba .Los rafaelinos ya habían guardado sus costosos autos en sus respectivas cocheras y cerrado sus ventanas para no ver nada de lo que sucedía fuera de sus lujosas y vistosas casas llenas de cristales y flores en sus inconmensurables jardines.
Elías había despegado las rodillas del piso porque comenzaba a salir el último manojo de personas con bolsas repletas y desbordadas de comida.
Pedían como de costumbre solo un par de monedas para llevar a su rancho. Sin embargo estaban acostumbrados a la respuesta negativa de la totalidad aproximadamente de los residentes del lugar; a pesar de eso eran inseparables. No sólo los unía la sangre sino los sueños.
Sandra Peralta, empleada en la sección Vecinales de la Municipalidad de la ciudad, se atreve siempre a preguntarle a los niños que viven sin las necesidades básicas indispensables a cerca de sus metas ,pensamientos ,fantasías y visiones. La mayoría de los chicos que responden a sus dudas coinciden. Lógicamente todos preferirían no tener que lavar autos todo el día para llevar treinta pesos que apenas alcanza para alimentar a la numerosa familia o no tener que mendigar y caminar constantemente en busca de una o dos manzanas casi podridas.
Lo sorprendente al preguntarles en qué lugar les gustaría estar o donde querrían pasar sus tardes son precisamente las respuestas. Al unísono responden “en la escuela” .Quieren ser como cualquier chico normal, tener cuaderno, lápiz, tareas, goma, compañeros, guardapolvo, mochila y señoritas. Desean tener solo esas preocupaciones, las que corresponderían lógicamente a chicos de su edad. Entonces hay algo que está mal, siempre lo estuvo y por ahora parece no tener solución.
Cajas de leche transpirando, frutas y verduras esparciendo su aroma, olor a pan recién hecho, góndolas desbordadas de golosinas, fideos, vinos, productos de limpieza; un gran festín de alimentos y changuitos inundados de productos. Exceso de consumo.
¿Cómo es que pueden convivir dos realidades tan diferentes separadas sólo por puertas corredizas de vidrio? ¿Cómo la sociedad se pudo haber acostumbrado a tan atroz, cruda e injusta realidad? ¿Cómo niños descalzos e inocentes que solo sueñan con tener algo tan simple y accesible como debería ser la educación ven tan lejanos los pupitres? ¿Por qué la sonrisa les cuesta tanto? ¿Por qué ya parece cansar preguntarse una y mil veces las mis cosas? ¿Por qué se siente no tener retorno?
A pesar de la brutal realidad, que parece ser parte de la historia y el porvenir de la sociedad, los hermanitos emprenden el largo camino hacia sus bajos y lejanos barrios de la mano con dos bolsitas que contenían dos varillas de pan, tres naranjas y un buzo gastado entre otras pocas cosas.
Son solo dos personitas que dan cuenta la situación y realidad que está atravesando no solo Argentina sino el mundo, como ellos hay millones.
Soñadores, frágiles, inocentes, gastados, cansados, jóvenes, ilusos, hermosos, eternos.
Parte les guste a todos o no de nuestra sociedad, van caminando junto.
Afuera del supermercado o del shopping mientras todos se agolpan por zapatillas, jeans y cosas superficiales, ellos…quebrantables buscan e intentan no apagar la poca luz de esperanza que se les aparece cada día, intentan ser fuertes a pesar de la tormenta.
Algunos creen van a ser vistos y salvados, rescatados, escuchados.

Texto agregado el 15-05-2012, y leído por 217 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
15-05-2012 ¿donde están nuestros corazones que al ver estos niños seguimos dando vuelta nuestra cara? gracias por tu texto que bien nos hace reflexionar sobre nuestras actitudes ante los indefensos. miriades
15-05-2012 Excelente narración, me puso muy triste, es algo que se ve en un muchos pueblos de mi Argentina querida! Pero hay que luchar por el cambio desde las urnas es el arma que tiene el pueblo! Saludos hugodemerlo
15-05-2012 miguelita, miguelita, cómo estyá, cómo está toque los timbales, toque los timbales, din don dan, Ya, resulta de interés, más sin embargo, y antes al contrario ganaría informando el contexto, para los que no sabemos que es el suiper Quijote, el barrio de los jardines "inconmensurables" etc, etc, y es que no todos los lectores semos de su pueblo eh? eh? marxtuein
 
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