Nunca la suavidad del terciopelo
podrá compararse con la suavidad de tus cabellos,
¿Alguna vez mi ser
volverá a sentir la tibieza de tus manos?
Que ya no respiras mi aire,
es muy triste, pero es cierto,
que una alondra de tu misma cuna
hoy aguarda bajo tu cobijo,
birlando un arraigado recuerdo,
eso sólo es juicio del tiempo.
Una vida anterior a esta
agoniza tu partida,
sueña e imagina
la ternura de tus abrazos,
los que antes me pertenecían.
Un día mi amor,
mi estrella volverá un día...