Los muchachos de antes no usaban fijador…

Un coscorrón era algo doloroso. Algunos lo llamaban coscacho. Muchos nombres para algo tan sencillo. Era un simple golpe dado en la cabeza con un nudillo del dedo mayor y la mano cerrada. Naturalmente en la cabeza de los alumnos. A mí, personalmente no me gustaba aplicarlos, porque siempre creí que era un contacto muy personal y para el merecedor de ese castigo, quedaría en su mente por mucho tiempo. En cambio el castigo o correctivo que yo aplicaba era un punterazo.
Nada mejor que un golpe dado con el puntero de madera con que indicábamos cosas en el pizarrón. Eso era algo más fácil de olvidar y no te ganabas la antipatía de los muchachos.
Además te acostumbrabas a andar por el salón de clases con el puntero bajo el brazo y a todo el mundo le parecía de lo más natural. También servía para disuadir a los grandotes que soñaban con darle una paliza a su profesor.
En esos tiempos la educación era muy distinta a la actual y obteníamos mejores resultados. La letra con sangre entra se decía y era la más absoluta verdad. Los alumnos que egresaban eran todos unos caballeritos bien educados y respetuosos y como a esa edad (18) les tocaba el servicio militar, los más díscolos siempre encontraban la horma de su zapato. Resultado: Juventud mejor preparada para enfrentar la vida y para respetar a sus mayores y a sus iguales.
Lamentablemente hoy no ocurre lo mismo. No sé si será la droga o la cocacola, pero cualquier persona de mi edad sabe con solo mirarlos, quien seguirá el buen camino (los menos) y quienes serán carne de presidio.
No soy una persona demasiado estructurada. Al contrario, me conozco demasiado permisivo con la juventud. Sólo que a veces no soporto la música ni los códigos que la muchachada tiene.
Antes, ir a un cumpleaños de 15, era vestirse bien, bailar el vals con la cumpleañera por fea que esta fuera, comer torta y retirarse temprano después de felicitar a los conmovidos padres por la hija que tenían.
Ahora si uno se acerca a un cumpleaños de 15, que todavía hay quienes los festejan, ya que la mayoría de los padres actuales le dicen a sus hijas.—¿Qué querés, que te haga un cumple o que te pague las lolas?
Decía que si uno se acerca a un cumpleaños actual, la música que se escucha es casi toda cumbiera y algún cantante trolo que canta: — ¡Entregá el marrón, entregá el marron!...
Una verdadera vergüenza la juventud actual.
Y todo por cambiar los métodos de enseñanza. En mis tiempos, jamás hacíamos un paro, ya que por lo general estábamos bien pagados
¡Diablos, me está dando sueño! Seguramente me están haciendo efecto las pastillas…
Buenas noches…zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz