La pobre vieja yace demacrada, somnolienta y cualquiera que la viera, se habría compadecido de sus lamentos. Grandes eructos la conmueven y de pronto, comienza a temblar, tal si estuviese al borde del colapso. Le falta el aire y sus ayes se reproducen con fuerza en el desolado confín en el cual se mueve rutinariamente.

A esta pobre criatura, la están devastando sus propios parásitos y no existe medicina que cure sus males. Sus parientes ya fallecieron hace mucho y una hermana menor sufrió lo mismo que ella eras atrás. No tiene a nadie que la ampare y pareciera que su fin está próximo.

Terribles espasmos la conmueven, su organismo ya esta al borde del colapso. Pronto será un cadáver insepulto, igual que su hermana, igual que sus vecinos. Nada ni nadie, podrá salvarla.

Ella, sin memoria, atea de nacimiento, se confunde en la bruma y llora con desconsuelo.
Pobre pachamama, que sola se quedó y cuanto mal le han hecho las criaturas que la habitan, que la tienen al borde del desfallecimiento…