| IBrindemos amigo por aquella mujer,
 Que plasma el perfil de todas las mujeres.
 Por la obrera que barre la calle y se traga
 El polvo que mina su cuerpo, y que marca
 El paso de su escoba, feliz,
 Ignorante del veneno que se traga.
 II
 Porque sus patronos no le dan nada
 Para proteger sus pulmones,
 Solo la escoba, la pala, un gorro
 Y una camisa para identificarla,
 Como también un carrito para que recoja
 La basura y se sienta como si manejara
 Un flamante Novac de señora encopetada.
 III
 Brindemos por aquella que aguanta las nalgadas,
 Palabrotas, pellizcos y quien sabe cuánto más,
 Sirviendo en una mesa de borracho impertinente,
 La que reniega de su mala suerte, o a veces
 Es feliz a fuerza de costumbre,
 Pero que en el fondo quisiera otro destino
 Y la caricia limpia de un buen hombre
 Que esconde en su mente.
 IV
 Por la que sube con una lata de agua en la cabeza,
 Por la empinada cuesta de algún cerro,
 Orgullosa contoneando la cadera, ajena a la otra mujer
 Que a esa hora esta acicalándose, o jugando canasta,
 O fajada en un tete a té.
 V
 Por las enfermas mentales del manicomio
 Que se sueñan Susana Duijn o Marilin Monroe,
 Mientras su aspecto es de brujas ojerosas,
 De mirada perdida en algo que no llegamos
 A comprender nunca; y están solas.
 VI
 Por la parlanchina que está pendiente de lo que le rodea;
 Menos de lo que es más importante,
 Los problemas de su casa, que casi nunca sabe;
 Pues solo conoce modas, la canción del Disc Jockey,
 O el nuevo refrán cuchi, esa es la más sufrida,
 Porque sin darse cuenta Vejeta,
 Estéril de anécdotas importantes en su vida.
 VII
 Amigo brindemos por las otras,
 Las que no nombro, para qué?
 Si todos las conocen,
 Las que marcan historia en silencio,
 Luchando, siempre luchando, sin fatiga, altivas:
 Las heroínas campesinas.
 VIII
 Las estudiantes rebeldes, que le roban el tiempo
 A un libro, para escribir sus pancartas.
 Las profesionales que no piensan en dinero,
 Sino en Liberación. Las obreras.
 IX
 Todas madres que ofrendan lo más hermoso,
 Su tranquilidad, sus hijos, su amor por la libertad,
 Cuando abnegadas sufren en la cárcel,
 Sin perder su orgullo, sin ofender su dignidad.
 X
 La que sin hacer caso al despectivo epíteto “esa comunista”,
 Que para el que no conoce lo que trata de decir,
 Es como decir prostituta;
 Porque no sabe el orgullo de los oídos,
 Que recogen la mala intención.
 Brindemos que es buena la ocasión.
 
 Escrito por mi abuela:
 Mercedes de Molina
 (Poema escrito en fecha 25 – 12 – 1976)
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