SER MADRE. REFLEXION.

Me hizo falta conocer más del amor de madre. Ahora que soy mayor y no la tengo, me doy cuenta cuanto le costó tenernos bien a nosotras tres.
¿Cuántas privaciones soportó? (Quedó viuda muy joven y con nosotras demasiado pequeñas)
Cuando una es adolescente es ciega y sorda para lo que sucede a nuestro alrededor porque nos creemos el centro del universo
Mi madre se esmeró en hacernos los más lindos vestidos y en comprarnos los mejores zapatos y eso nos encantaba, nos hacía sentirnos importantes.
Al paso de los años vislumbro que trabajó tanto para brindarnos esas cosas materiales, que nunca tuvo tiempo para darnos una caricia o decirnos un “te quiero’.
No es por disculparme,pero como yo no lo conocí,tampoco lo hice con mis hijos en su momento. Además por ignorancia pensé que hacerlo era signo de debilidad y no debía perder autoridad frente a ellos. Ahora encuentro que es demasiado tarde y que tal vez haga el ridículo si se los hago saber.
Ya no la tengo conmigo,pero está presente y la recuerdo más que nunca cuando enseño o corrijo a mis nietos, que como son pequeños con ellos sale natural y fácil darles caricias y decirles cuanto los quiero.

Las madres severas entregamos valores, enseñamos a ser fuertes frente a la adversidad. Lástima que no supimos decir una palabra cariñosa a tiempo.

Siempre me disculpo con “Acciones y no palabras” . Tal vez no me atreva abrir nunca mi corazón ante mis propios hijos, pero les dejo mi reflexión para las que aun están a tiempo.