Un día entraste al otro lado del espejo

Y te contemplaste en silencio,

Como en una visión distante

Fuiste tejiendo sueños,

Sueños de color azul purpura

Embelesada disfrutabas largas horas con ellos.

Una madrugada, todo tu pasado apareció ante tus ojos,

Mágicamente revelado por la palidez de tu bello rostro,

Desde ese instante decidiste no regresar más;

Quisiste corregir todas las fallas y errores cometidos,

A ello te aplicaste con dedicado fervor;

Mientras la sombra que se quedo fue declarada enajenada,

Tú continuas hasta ahora en tus secretos afanes.