--Yo lo conocí primero.
--Yo fui el primero en descubrir la calidad de su narrativa.
--Sí, pero yo lo convencí para que publicara. El muy imbécil decía que sólo quería escribir “para él”.
-- Y, ¿quién lo sacó del pozo del desánimo cuando se negó a escribir “porque sus cuentos eran una mierda”?
-- Sin mí, estaríamos hablando ahora de una autora en vez de un “autor”. Su mujer se adueñaba de sus textos. Yo la desenmascaré.
--Bueno, todo eso está muy bien, pero yo lo he lanzado a la fama. La campaña de márquetin de su opera prima ha sido decisiva. Al fin y al cabo yo manejo el mercado y creo que soy el más adecuado para “explotar” su obra.
Un ruido repetido y sordo asomó entre la gabardina y el coro de grillos calló. El último en hablar abandonó la sala precipitadamente.
Texto agregado el 13-05-2012, y leído por 197
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Lectores Opinan
13-05-2012
Ciertamente quien ríe el último ríe mejor... :) mmia
13-05-2012
Al fin y al cabo son humanos y como tal se comportan los cuerpos. m_a_g_d_a2000