Dedicado a mi hermana Diana y que le vaya bien en Canadá.
Entonces, cansadas de ser un símbolo de tristeza, se unieron y organizaron una huelga, ellas querían liberarse de aquellos cuerpos que las obligaban a caer en cualquier momento, y sin previo aviso las condenaban a la extinción. Nadie sabe como, pero esa mañana en aquel lugar solo había espacio para la felicidad, ninguna lagrima quiso hacerse presente en aquella despedida.
Texto agregado el 30-07-2004, y leído por 241
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