No eres fuego, no
y ardes en mi pecho
tea de años consumados
que arden hacia dentro,
¡Ay! mis adentros calcinados
carbón de alma,
de Alma.
Qué tristes estaban los hombros
de los hombres resbalando
dejando charcos de años, dejando.
Tarde llegas, te esperaba
pasas de largo, de nuevo,
no me atrevo a mirarte,
susurrarte con voz dulce de muerte,
por si me contestas, Muerte.
Fuego en mi pecho,
fuego.
Himnos de héroe o pajarillo herido,
alfiletero de dagas, siempre.
Late o muere,
que has de ser fuego o ceniza
¿ Un destino henchido de horizontes?
o me prendes en fuegos eternos y laberintos
¿ Pulso ?, ¿ Vida ?
o un miserable órgano víscera,
del tamaño de un implacable puño golpeador.
Te contemplo en mi mano, y aún lates,
apártame de este sufrimiento, ¡ calla !, ¡ párate !
déjame morir.
© Todos los derechos reservados
Antonio © M. ( T i T o. M.)
10/Mayo/2012
Nómada
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