Desdeñas los momentos de un ayer memorable
Ellos son instantes maravillosos e inolvidables.
Sin ellos te hundes en un vacío envuelto en penumbras.
Es como la pobre ave, que ha olvidado ya, como volar.

Desnudo mi alma ante ti mientras mis ojos te buscan con ternura.
Y mis labios aún retienen el dulce aliento de tus rojos labios.
Instantes, epopeyas, tiempos, ya envueltos en la penumbra.
Hoy solo, me encuentro sumergido en un amor ciego por ti.

Recuerdos….recuerdos de antaño, cuando recogía el zumo de tu amor.
Mi dulce niña, la ceguedad ha envuelto ese amor que nos unía allá…a lo lejos.
Hoy me siento como un monje penitente encerrado en una solitaria y fría celda.
Mientras tus labios tal vez, se encierran en otros que no son los míos.

Mi querida y dulce niña, porque te ciegas a este amor que nos había unido.
Mientras tus cabellos entre mis dedos cual flama, casi se esparcían con la brisa del otoño.
Pero como las huidizas golondrinas tú, en un verano cualquiera retornarás.
Y si no es así, callarán en sus trinos las aves y el tiempo para mí será, eternidad.

Aún hoy espero señales del encuentro, mientras las flores mueren a mis pies.
Siento pavor del destino, de este futuro, tan cruel, pues yo solo amo una vez.
Mientras los suspiros de la vida pasan a mi lado con claras señales de soledad.
Mis ojos humedecidos…no sé porque, acurrucado en mi amor, sin ganas de vivir.

Ray