De improviso me cuelo en los recuerdos infantes
Los juegos en la calle
La cabeza parda del abuelo que era grandre
y sus dedos de trabajo arados por el tiempo que no late
Mi madre siempre ocupada
De techos rotos y primaveras fuertes
Mis manos cambiadas
Que se undian en el barro de lo inocente
Tres llantitos: dos flores blancas y una hermosa piedra
Los cantos de mis tíos y las caricias de mi abuela
De a poco conocía la dicha, los mares y la hiedra
Se elevaban sueños claros de una vida buena
Mis memorias siguen vivas...volátiles e ingenuas...
Texto agregado el 08-05-2012, y leído por 124
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