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Cuando contemplo, desde mi terraza, la espesura de la naturaleza que se yergue frente a los linderos de mi bella casa, reflexiono en los placeres que el dinero me ha dado, gracias a mi profesión de cirujano. Si no hubiera estudiado, seguro que mi destino hubiera sido vagar por las calles, sin un centavo en los bolsillos. Tendria la misma suerte que mis amigos del barrio o la de mis tios del costado, que acudian desesperados a donde mi padre a pedir prestado algo de dinero para la leche de mis primitos, ropa vieja, frazadas y "algunas moneditas para los pasajes".

Conforme iba creciendo me di cuenta que ser pobre no era nada saludable. No queria privarme de los placeres que otros niños tenian, los que vivian en los grandes caserones, rodeados de jardines y servidos por las domesticas que los acompañaban a jugar al parque los domingos y que yo contemplaba con envidia. A mi solo me acompañaba mi perrito Dantón. Definitivamente, a mis escasos trece años empezaba a estar seriamente preocupado por mi futuro.

Cada noche, antes de dormir, pensaba en la forma de hacer dinero. Esta sensación de poseér cosas grandes se desvanecía al día siguiente cuando era conciente de la realidad que me rodeaba. No era grato irme al colegio sin nada en el estómago. Claro que eso no era todos los dias. Sucedía cuando papá no tenía trabajo y todos la pasabamos mal. El día lo matizaba en el recreo, cuando jugaba el fútbol con mis amigos. Era un arquero a todo dar. Estar en actividad me hacía olvidar las necesidades de la casa.

Mi grupo de amigos era muy variado. Estaba el Candela que tenía un genio de los mil demonios. No toleraba que nadie le alzara la voz o lo tratara como a un sirviente. Los profesores se incomodaban cada vez que lo sacaban a exponer un tema. Ya lo conocian y le tenían que pedirle "por favor" leyera en voz alta o resolviera un problema de matemática. Era acomplejado. Estaba siempre a la defensiva. Asi y todo, nosotros lo aceptábamos en el grupo porque podiamos contar con él en todo momento. El Mocho era otro de los nuestros. Su padre le había mochado de casualidad, el dedo gordo cuando intentaba enseñarle a cortar madera para prender el fuego de su cocina. Se jactaba de ser diferente a nosotros porque, segun él, Dios le habia quitado un dedo pero le habia regalado el don "de hablar con soltura y elegancia". Siempre ganaba en el arte de convener. No sospechaba que ese talento le serviría para ser un notable Congresista de Lima. Otro, era el Mentiritas. Tenia una habilidad increible para mentir con finura. Se las ingeniaba para impresionarnos con historias que inventaba pero que eran agradables de escuchar. Al inicio nos hacia creer que eran verdad, pero al final, se rendia y nos decia suelto de huesos "se la creyeron, nada de eso es verdad", lanzando una carcajada que llegaba hasta las puertas de cielo.

Dejo para el final a nuestro amigo Conchita. El solia escaparse en las horas de clase. Se iba al puerto a tirar piedritas al mar y tambien a las palormas. Era algo sanguinario. Gozaba con matar animales y pegarle a los niños mas pequeños del colegio. Se sentia superior a todos. Decia que solo los tontos como nosotros seguiamos a pie juntillas los consejos de nuestros padres. El colegio no era para los pobres y que habian otras formas de ganarse el dinero para nuestra vejez. Estaba resentido con la sociedad y con su familia porque nunca podia tener lo que queria. Culpaba a medio mundo de ser un pobretón. Nosotros lo alentábamos para que se olvide de sus tontos reproches. Lo forzabamos a jugar el fútbol y lográbamos calmarlo. Nosotros y el deporte éramos el mejor remedio para su mal humor.

Habia llegado el verano y faltaba una semana para nuestra graduación. Todos nos sentiamos especiales porque se trataba de un paso importante en nuestras vidas. Era como subir un peldaño mas, dentro de nuestro limitado mundo. El momento culminante fué cuando comenzaron a llamar uno por uno. Nosotros, muy solemnes y altivos subiamos el estrado con nuestra toga de color azul. Venían los aplausos y uno que otro grito "ese es mi hijo, bravo Julito", otro, "viva Esthercita",....los Vivas estaban a la orden del día. Todo era alegría concentrada en ese imponente recinto de la Alcaldía Municipal.

Al único que no llamaron fué a mi amigo Conchita. Estaba ansioso que llegara su turno. La ceremonia terminó y a él nunca lo llamaron.

Al dia siguiente -muy preocupado-, fui a su casa a ver qué había sido de él.
- Mi hijo se fue ayer por la tarde. El colegio ha organizado un paseo a Chosica y no vendrá hasta la otra semana, nos dijo su madre, con toda tranquilidad, creyendo a pié juntillas el cuento del paseo. !Semejante mentira la que habia inventado Conchita para que sus padres no fueran a la ceremonia!. Luego de unos dias descubri que el muy granuja se habia ido a dormir a casa de otros chicos que eran igual de vagos como él. Se lo reprochamos con indignación. Desde entonces ya no se juntaba con nosotros. Los padres del Conchita estaban en otro mundo. Ni cuenta se daban de las mataperradas de su engreído.

Pasó medio año. El grupo se había desintegrado, pues cada uno tomó su rumbo. Los únicos que estábamos siguiendo una profesión fuimos el Mocho, estudiando Leyes y yo, en la facultad de medicina. Yo estaba lleno de ideales. Tenia en mente abrir una Clinica, pero todavia era muy prematuro pensar en eso.

Recuerdo que fué un dia lunes cuando al pasar por el colegio, impulsado por la nostalgia que me inspiraba verlo de nuevo y recordar los intensos años de mi niñez y adolescencia, me llamó la curiosidad ver al Conchita. Quedé sorprendido cuando lo ví vestido con el uniforme del colegio. Habia pasado un par de años y él todavía seguía en el colegio. Casi me caigo de narices. Creí estar equivocado. Creí que lo estaba confundiendo con otro chico, pero no, !era él!.La misma melena hasta el hombro, la camisa fuera del pantalón, las manos en los bolsillos, los zapatos sin lustrar. Era el mismo Conchita, solo que mas crecidito. No quise incomodarlo. No lo saludé y me pasé de largo.

Comentando este incidente con el Mentiritas, me puso al día de una realidad que yo ignoraba.
- Cada año sucede lo mismo, Julián. El Conchita sigue tirando piedritas al mar, matando palomas y pegando a los niños. Se engaña a si mismo creyendo ser un colegial. El pobre se ve tan ridiculo. Tan grandote junto con los otros chiquillos menores que él. Sus padres terminaron por rendirse.
- Todavia no termina de estudiar?, le dije, apenado de que eso fuera cierto.
- Siempre repite de año. Usa el uniforme para no sentirse mayor. Sus compañeros van terminando, se van del colegio, y él sigue igual. Todos egresan, menos él.

Ha pasado el tiempo. Miro hacia atras y veo que el tiempo no pasó en vano.

Mi amigo Conchita sigue viviendo en el mismo barrio. Ya no usa uniforme. Ya no sigue en el colegio.Ya no mata palomas ni pega a los niños.

Mi amigo Conchita luce unas canas prominentes, está calvo, camina medio agachado, con desgano, y se esmera en seguir a los conductores que estacionan su auto, frente a la iglesia. No le queda otra que seguir tras ellos para ganarse un pan.

!Pasaría su vida limpiando autos!.

Texto agregado el 03-05-2012, y leído por 314 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
25-01-2013 Poco talento para ganarse la vida recibió en la repartija el pobre Conchitas. Así es la vida. Entretenida la historia. remos
05-06-2012 es un gusto leer un texto asi,tan bien escrito.muy bien narrado.*****saludos. ana_blaum
27-05-2012 Pintas muy claro, sencillo y ameno esta historia. Creo que la injusticia y la pobreza, motiva tu pluma y se hace pájaro. Mis***** girouette
25-05-2012 No me gustó el tono moralizante del relato, pero aprecio el retrato del entorno desfavorecido. Un saludo. disimetria
25-05-2012 Hay quien se lo busca, hay a quien a vida simplemente lo acomoda en esas circunstancias, Conchita es de los primeros, ganado a pulso, excelente texto, una vez más, un deleite ******** jagomez
11-05-2012 La vida, con su carga de injusticias, anécdotas y pequeñas alegrías. ¡Qué bien la pintas! ZEPOL
07-05-2012 Me gustó leerte. Un beso ***** arethusa
06-05-2012 hay vidas que son de por sí un castigo divinaluna
05-05-2012 Como sabemos, los relatos en primera persona impactan y se sienten verdaderos. Pero, es aún mas accesible y verdadero cuando son narrados con la eficacia que aqui se nota con rapidez... sayari
03-05-2012 Una triste historia con tintes autobiograficos... Me imagino. Muy bien relatada...me gusto mucho amigo inkas...gracias musas-muertas
 
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