Con los ojos dilatados, tu presencia asfixia el futuro. En el ruido y en la mugre, en los pestillos vencidos y en la peste, tu presencia asfixia el futuro. Mis sueños se repiten tanto, y yo no tengo hombría para enfrentarlos. Tú sabes que soy débil, tan débil. Aflijo los cerros de mi incertidumbre, espero agazapado un instante en que las palabras fluyan. Sabes que es así, porque en las mañanas mi vista pareciera de perro, y mi lengua desvanece todo intento de pureza. Te respeto tanto, en la noche en que no puedo ser nadie.

23.2.12