- ¿Qué haces?
- Reviso el facebook, ¿por qué?
- ¿Lo haces con frecuencia eso de revisar el facebook?
- No. O sea, sólo en las noches, para matar el tiempo. Para desestresarme de lo que hago en el día.
- ¿Y te gusta lo que haces en el día?
- No. Es una basura. Por eso necesito relajarme haciendo algo agradable.
- ¿Conoces a Marconi?
- No, ¿tiene facebook?
- Inventó el telégrafo.
- Bien por él.
- Gracias al telégrafo inalámbrico se salvó la gente del Titanic.
- O sea, de no ser por Marconi, Kate Winslet hubiese muerto junto a Di Caprio.
- Sí. Los sobrevivientes incluso le regalaron una medalla de oro sólido por su contribución. Y tú ahí, juntando puntos en una trivia de Alejandro Sanz.
- Más respeto. Si hay hasta películas sobre el face. Ya se viene el primer filme en que todo transcurre con personajes sentados frente a una pantalla de pc. Lo importante son las ideas, no el medio, eso mismo dijste tú una vez.
- No saques de contexto mis palabras. Piensa en Marconi, debería darte vergüenza.
- Bueno, al fin y al cabo la gente que se salvó gracias a Marconi terminó muriendo igual, de vieja. Y en todo caso en esos años la gente tenía espacios para andar inventando leseras.
- La gente se hacía esos espacios, idiota. Marconi tenía que mantenerse, ¿o crees que le iban a pagar por andar imaginando cosas?
- No sé tú, pero ahora no hay tiempo para dedicarse a la contemplación. Estamos sometidos a una fuerte angustia moral que necesitamos subsanar evadiendo, 1313. Yo no sé cómo habrá sido el estrés en esos años...
- No faltaba. Entre herrar caballos, andar inventando veleros a vapor y descubriendo continentes no había lugar para ociosos como tú. Lo que te quiero decir es lo siguiente: mientras gastas tu vida tonteando por internet por las noches, siendo inútil para ti mismo y tus sueños (que no sé si tengas), mientras descansas para volver a algo penca, Marconi utilizaba las noches para inventar el telégrafo sin cables, para hacer un aporte al mundo. Hizo una contribución, tuvo algo de lo que sentirse orgulloso en su lecho de muerte.
- Sí, sí. Desde hoy me pongo en campaña. Menos internet, más telégrafo. Viva Fidel y a comer manzanas.
- Púdrete.
- No te pongas grave. Reconoce que si Marconi no hubiese inventado el telégrafo, probablemente no hubiese existido el eslabón que llevase a crear el computador. Y sin computadores todavía estaríamos escuchando radioteatro por las noches. O sea, Marconi = Facebook.
- El primer "computador" es el ábaco, idiota.
- Sabes a lo que me refiero. Al microchip, al protolenguaje, a tu hemorroide anal/cerebral que te impide disfrutar la vida, a que no te pesque ni tu subconsciente y que en esa amargura intentes atentar contra mi más que aceptable forma de vida.
- El subsconsciente no existe. Está el inconsciente, el consciente, el cociente y todo lo que quieras. Decir "subconsciente" es un error que sólo está porque algún tarado erró su camino, que fue lo que pasó con tu llegada al mundo. Una serie de eventos desafortunados.
- Como sea, tienes que reconocer que el único y verdaderamente desolador hecho irrefutable es que yo puedo dormirme instantáneamente, y tú tienes insomnio, angustia, Heidegger y hemorroides mentales.
- Nunca he leído a Heidegger ni creo que lo haga. No me gusta la filosofía, ese es porno que no me excita. La filosofía es como la masturbación por asfixia autoerótica, una manera peligrosa y vergonzosa de arriesgar la vida.
- Lo decía porque a ti te gusta la palabrería rimbombante, ¿no? Lo complicado por sobre lo simple. Sufrir, y no gozar. Y ya ves, yo con mi entusiasmo y vertiginosa personalidad me garantizo estupendos resultados sin riesgo de padecer efectos secundarios indeseados en mi mente, de la que soy dueño y señor. Demás que te excitaría poseer un "Doctor en filosofía trascendental del siglo XIX". ¿No crees que quede bien en el currículum? Demás que alguna mujer podría chupártela alguna vez por eso. Incluso podrías aspirar a que tuviera dientes.
- Te equivocas, no me interesa. Un título universitario es como un título nobiliario, una forma cada vez más obsoleta de intentar pisotear a otros para lamer un trasero de más alcurnia. Además, si se trata de saber, prefiero leer a Thoreau, que era trascendentalista pero tenía cojones de boxeador.
- Bueno, es tarde. Te dejo, Thoreau. Mañana tengo un día muy ocupado. Almuerzo, tarde de mall, cena, fiesta de cumpleaños por la noche. Cero momentos para pensar en la supuesta decadencia de mi vida, en aquel pantanoso y rugoso empalamiento espiritual en el que vivo. ¿Tú qué harás?
- Me pasaré el día intentando buscar una frase genial que poder colocar al final de una serie de diálogos, aunque es probable que no tenga éxito. No me preocupa el éxito. Bueno, me preocupa, pero menos que a ti, eso es seguro. Luego de lograr mi frase mediocre me relajaré con fantasías en donde mi talento y profundidad contribuyen significativamente a mi futuro erótico.
- Suerte en eso. Compra condones en conserva.

15.7.11