LA MALETA.

La maleta permanece triunfante sobre la cama, aireada, reluciente, con las fauces abiertas.
Con sonrisa de triunfo se alimenta con vestidos, brazieres, toallas, pijamas, filtros y perfumes.
Ávida de sol no olvida trajes de baño. Glotona engulle colores y más colores.
Feliz…
Porque la espera su novio, verano.


La maleta permanence olvidada detrás de la puerta.
Empolvada, ajada, derrumbada, abatida.
Sus tirantes cuelgan lacios y vencidos, en tanto logos de líneas aéreas, hoteles y resorts en resignada nostalgia, amenazan desprenderse al menor impulso.
Triste…
Con sólo la gris compañía de su hermano invierno.