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Eres muy versátil,
en mi pieza navegable
y en tus mapas, cartas y aparatos
soy un mar oceánico de témpanos llameantes.
Las primas luces me parecen carcajadas
de la poca vida que tiene la nocturna amanecida
voz de tu llamado.
Tu función correcta es a mi lado.
No estás ni siquiera en una foto
pero sigo oliendo tus piruetas interiores
y en camisón te sueño como loco.
¿Ves cómo resiste el cubrecama tan desnudo
mi sábana nevada de las cumbres
con su obelisco y todo?
Y tú, amada mía hasta las patas,
me tienes atrapado sin decir lo que me piensas
cuando atiendo tu vestido acalorado
que orbita en tu deseo piano piano de balada.
En tu inmenso abierto
y gigantesco acampanado atuendo
estorban esas piernas largas como flecos
Perdido en tus hueseras
se me salen los vibratos
detonando mis latidos cual susurro.
Entonces soplo con todo el corazón
y brotan tus piernas vigorosas
hasta más allá de mi conciencia.
Me tienes aturdido, ni te explico,
a tus sedas me adiciono
a tu caballo femenino
a tus babeos amorosos soy propenso
y adicto presidiario.
Ya me rozas mi barriga curva de autopista
mi velódromo de piernas de ciclista
mis lóbulos asediados por tus dientes de conejo.
Me masticas
la punta de mis dedos
con desplante
loba furia y erudita.
Con vapores de tu afán
la invisible piel de mis prepucios
me adormeces.
Cual badajo de nupciales campanadas
tus sorbidos me remecen los cadalsos,
las jugadas y los ases
de garito novelero y alquimista.
Mi flor de carambola
di que emboco
por favor con mis trompadas di
en la rima de tu pecho y en domésticas ranuras
Y que te amo;
lo repito
al infinito.
dímelo adobada con tus mieles macho.
No le pidas más cornadas
al toro de rodillas sin orejas ni latidos.
Me sobran los suspiros
bamboleos, curvaturas
y el par de banderillas
clavadas en mi oscuro lomo de novillo.
La blancura de mis dientes,
el peinado adolescente
las verónicas
la suerte
se me tiñe de roja somnolencia
y triste sino
a mis cornadas ven viciosa ven goteando.
Adoro tu quejido sacudido
tus amables puñaladas poetizas.
Pertenezco a tus arrugas, rollos y pezones
al acero más certero de tu celo
A tus muertos
que tiran amapolas con pinceles a mi pecho
a tus huesos de porteña
corre el fuego, tempestades implacables
por el borde etéreo de una cala.
¿No ves acaso que flameo y saboreas
hasta en la comisura de tus labios mi discurso?
Al creer que te acaricio en esa gota tibia que te escribo
toda tuya,
amor mío,
que tirita
y que no cae
en ninguna versión de tu película
me doy por satisfecho.
Pordiosero de quejidos
que se pierde en tu algodón de luna
te suspiro vida mía
te sostengo de corrido.
Acariciando mi teclado me permito alimentarte
en lo profundo de tus miedos
para ser exacto
en la gramática iracunda de tu escrito y me devoras
Enséñame la fiera soledad
la reja más segura del presidio
y el más cruel de mis pecados
que es soñarte
en el horizonte de la nube nuestra ardiendo,
casi luz del beso prometido y dilo.
En el cielo de mi pieza y debajo de la cama
aparece tu amoroso pensamiento y en pelotas.
Viene el gato negro a soplarme las pestañas,
la cerradura solitaria de todas tus palabras
las encrespa,
las seduce
para acariciar a puñetazos y a plumazos,
ese nombre que me inunda cuando sueño
y se me sale al despertar cada mañana.
Si supiera cuánto vida mía
de nombrarte lo que vivo existe
no dudarías.
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Texto agregado el 01-05-2012, y leído por 256
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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14-06-2012 |
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Sensual y musical. Uno de mis favoritos! larryd |
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