Merecimiento y Castigo

Ningún mortal supo que hacer con la luz
unos la idolatraron,
otros la apagaron de sus corazones oscuros,
los más, la ignoraron, pero sin hacer mucho mal,
pobres
sin constricción
¡ Qué locura ¡
y al mirar un cielo herido
se llagan los ojos y los ojos, todos los ojos
de los suplicantes
sombras, incertidumbre;

Se abarrotan las Santas Casas del Olvidado
en los días de la oscura lluvia
rememorando la Luz
creyendo que es la que provoca sombras.

Y anhelantes, nos atrevemos a mirarte -Oh Poder-
en las vidrieras oscuras
oír, su tañido, llamando
ahora que postrados oramos
al Dios de los olvidados
romper unos votos de siglos
concienzudamente rotos
aún siendo prodigio
perdido presagio amado.

Y solo bastaba llevarla atada al corazón
como un candil en la barca
y no lo sabían
y sufren
y se abrazan muriendo
y se abrazan llorando.

© Todos los derechos reservados
Antonio © M. ( T i T o. M.)
30/Abril/2012
Nómada