Yo sé que tú y yo jugamos al mismo juego.
Al juego de las palabras, de las miradas esquivas,
de las sonrisas gastadas.
El juego de las marionetas, los carnavales,
las máscaras, los disfraces estúpidos.
Yo sé que tú y yo volamos despacio,
casi a ras de suelo.
Sé que no nos gustan las farsas,
que nos desgasta tanta hipocresía,
que nos mata no sentir hasta rompernos el alma.
Que se nos incendia la mirada con inaudita pasión,
que se nos hielan las manos en el tranvía.
Que nos aplastan el pecho las notas de una canción,
y no expulsamos el aire, hasta que nos ha dolido, hasta sentirnos del todo.
Yo sé que sabemos ser felices, que volcamos la risa en todos los requicios del corazón,
que escuchamos atentamente, con curiosidad,
que nos complace explorar los pequeños universos de las personas.
Y sé que al llegar a la cama, profundamente cansadas,
nuestra mente busca mundos donde verter la mirada.
Y sé que ninguno nos llena, que todos se quedan cojos,
que nos echamos de menos, que los días saben a poco.
Que no hay remedio en este mundo de locos,
perseguimos fantasmas, nos dominan los sueños,
y le damos la espalda a esos pequeños placeres
que lo son todo. |