Hay veces que llego solitario, pragmático y errabundo,
a observar el espejo de aquel largo y angosto pasillo.
No puedo evitar pensar en la ira que me produce aquel descontrol,
situado en lo más alto de lo interno y lo mas profundo, más que la razón.
Odio contener, a veces, los estruendos de mi alma,
que clama por gritar verdades injuriosas, pletóricas
llenas de savia plebeya, de versos cercenantes.
De palabras censurables por donde se le miren
esbozos de desquite y contienda interior... simplemente.
Me hallo en el centro de lo desconocido,
despertando de un sueño que muchas vidas tejí.
Colgando como de una telaraña vivo, así simplemente
nunca la vida que escogí ni este puro desenlace, prometí.
Por cada día de espera, una vela encenderé aquí
una canción marcara el inicio y una nota el fin.
El alfa y el omega de la existencia propia
el sabio opio de la calma que entregan estos versos.
No hago una crítica a lo moderno ni a lo existencialista,
simplemente hay cosas que no comparto y se parecen,
impotencia por las que no modero, pena por las que pierdo,
y mucha desgracia por ver como pasan los segundos y muero...
Hazme reír de los hombres, y sabio de las promesas
constructor de esperanzas, manipulador de la fe.
Sincero con las mentiras y hábil ladrón de sueños
seguro compañero de travesuras y depresivo maniático del té.
Me hallo leyendo solo en una habitación morada
de frente con mis pensamientos y mi fe.
De espaldas con los recuerdos y de lado con las memorias
que buscan la mirada, la atención, así como esa mirada en el espejo...
Así me hallo yo, a veces feliz y espantoso
a veces patéticamente optimista, feliz.
tristemente encantador a mis ojos
y duramente insípido a mi alrededor, aquel matiz...
Hoy me bastaron cinco minutos
para reencontrarme con la sabia estimulación, la rabia
Hace algún tiempo los versos no fluían así
me gusta dejarlos un rato, solo un rato, eso si. |