Entramos en la oscuridad que desde el campo se veía en aumento amedida que nos acercábamos.
Un rayo maligno e incandescente nos anunció nuestro pasaje por el siniestro portón de entrada.
El olor azufroso del aire casi lo hacía irrespirable.
El vehículo pesado y viejo casi se sale de la ruta al tratar de evitar embestir a una persona que hacía señas extrañas.
bajamos y la gente rapidamente desapareció, cuando me di cuenta estaba completamente solo en medio de la calle oscura y polvorienta, solo el canto de alguna gallina o el ladrido perdido de un perro estuvieron conmigo.
El hotel estaba cerrado y por mucho que golpeé nadie abrió, o simplemente no había nadie que pudiera abrirme.
Muy temprano por la mañana, me desperté de mi sueño, quedé dormido en la única caballeriza que tenía acceso desde la calle , y estaba abierta, entre los caballos somnolientos.
la niebla y el frío habían sustituido la lluvia serena de la noche.
Me encaminé a la casa a la que debía llegar a primeras horas de la mañana, hacía muchos años que no vsistaba ese lugar.
Al golpe mío con la manito de bronce una m ujer anciana con un pañuelo negro y delantal marron oscuro, secandose las manos abrió la puerta, me sonrió mostrando dos dientes arriba y ninguna abajo.
En ese momento un calor inesperado invadió todo mi cuerpo y no supe si estaba en al Poblado la Nube negra o estaba soñando.
Creo que me desmayé o algo parecido pues vine en mí en un oscuro , siniestro y oloroso cuartucho,,,olor a hongos y el ya conocido y penetrante a azufre.
Grité llamando a alguien y ninguna persona vino, cuando quice levantarme de la cama me di cuenta que estaba fuertemente atado a ella de pies y manos, el pánico fue mayúsculo.
Entonces sentí un rugido y unos gritos desgarradores.
las campanas de una iglesia sonaron como si algo terrible fuera a pasar o como si algo aterrador ya hubiera pasado.