El equilibrio llegó a mi vida
cubriéndola de un cálido sopor,
de la alegría de ser feliz
en los pequeños detalles...
pero ya no hay nadie
que me haga vibrar por dentro,
nadie por quien suspire
a la espera de otro encuentro,
nadie en cuyas manos
mi alma abandone
a pesar de mis contrarios esfuerzos.
Puedo convertirme así
en eterna hedonista
y saciarme del placer
que me quieran ofrecer,
mas no quiero que sobre mi recaiga
de una nueva herida tus lágrimas.
Texto agregado el 24-04-2012, y leído por 234
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
01-08-2012
No nos queda más que disfrutar del momento ... y darle vuelta a la página. Es lo más sensato creo. Salu2. salzikrum
24-04-2012
Algo en pocas palabras poéticamente expresado simasima
24-04-2012
Es muy bueno. Saludos htunelh
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